Panorama Suizo 4/2018
14 Panorama Suizo / Julio de 2018 / Nº4 Ciencias SIMON GSTEIGER Las dos cúpulas que se erigen en Zim- merwald (Berna) sobre zócalos de hor- migón parecen formar parte del deco- rado de una película de ciencia ficción. Unopodría creerque seencuentra en la Luna o enMarte, si no fuera por las ver- des praderas de Zimmerwald con sus granjas, el zumbido de un tractor y la cordillera alpina al fondo. El cantóny la Universidad de Berna han actualizado y ampliado hace poco el observatorio astronómico de Zimmerwald, ubicado en las inmediaciones de Berna. Ambas cúpulas albergan tres nuevos telesco- pios, con ayuda de los cuales los cientí- ficos se darán a la tarea de cazar la cha- tarra espacial. “Es una tarea urgente”, afirma Tho- mas Schildknecht, Director del obser- vatorio astronómico de Zimmerwald. “Es difícil imaginar el daño que pueden causar estas piezas”. Se desplazan a una velocidad demás de 7,5 km/s, “casi diez veces más que una bala de un ri- fle”. Con esa velocidad, incluso las pie- zasmás pequeñas liberan al colisionar la energía equivalente a la que pro- duce la explosión de una granada de mano. Según las estimaciones, alrede- dor de la Tierra orbitan unos 30 000 objetos, y esto paramencionar tan sólo las piezas de mayores dimensiones. Vigilancia permanente Uno de los nuevos instrumentos se compone de dos telescopios de campo visual amplio, que permiten observar los objetos de chatarra en la órbita geoestacionaria. Esta órbita se en- cuentra a una altura de 36 000 km, donde gravitan los satélites meteoro- lógicos y de comunicación. “Gracias a los telescopios podemos ver si algo se mueve ante el fondo de estrellas. Y lo que se mueve, lo registramos”, pun- tualiza el Director de Zimmerwald. “Con ayuda de varias imágenes pode- mos calcular la trayectoria de un ob- jeto, y determinar de estamanera si se trata de un objeto ya conocido o de un objeto que acaba de descubrirse”. “La cantidad de chatarra ha alcan- zado un umbral crítico y no debe se- guir aumentando”, opina Schildkne- cht. Tan pronto se sepa de dónde proceden las piezas, se podrá atajar el problema en el origen. A menudo, se trata de restos de satélites o cohetes, aunque también de fragmentos de pa- neles aislantes: “Hay que informar a los constructores de vehículos espa- ciales para que puedanmodificar el di- seño de sus naves”. La chatarra acaba en el “cementerio” El enfoque preventivo es un primer paso. Sin embargo, si el espacio sigue llenándose de basura, habrá que apli- car otras estrategias. Por ejemplo, em- plear robots que capturen objetos. No obstante, dichos robots de recolección son controvertidos: existe el peligro de que se utilicen para fines militares. A la caza de la basura espacial Suiza figura entre los países que están en la vanguardia de la exploración espacial. Ahora saca a relucir su afán de limpieza, convirtiéndose en el cazabasura del espacio. Para ello, el observatorio Zimmerwald ha puesto en funcionamiento tres nuevos telescopios. “Allá arriba se va reduciendo el espacio” Mientras que en los comienzos de la historia de los viajes espaciales sólo había unas docenas de satélites que orbitaban alrededor de la Tie- rra, en la actualidad ya son más de 1 300. “Allá arriba se va reduciendo mucho el espacio”, se- ñala Thomas Schildknecht, Director del obser- vatorio astronómico de Zimmerwald. No son tan problemáticos los cuerpos celestes artificiales en activo, sino aquellos que han superado su vida útil: satélites fuera de servicio, tanques de combustible, paneles. La chatarra espacial pre- senta cada vez más problemas para la navega- ción espacial. Actualmente, se conocen las órbitas de unas 30 000 piezas de este tipo. Constituyen una amenaza para los viajes espa- ciales tripulados. Enviar una nave al espacio supone una coordinación minuciosa: hay que consultar catálogos de datos donde se regis- tran las órbitas de las piezas de chatarra. (SG) Las dos nuevas cúpulas del observa- torio astronómico de Zimmerwald están equipadas con tres telescopios.
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