Panorama Suizo 2/2018

21 Panorama Suizo / Marzo de 2018 / Nº2 Sociedad JONAS SCHMID Finalmente, puede dar rienda suelta a su frustración: “¡Estáis todos locos!”, grita Beat Jost a los periodistas que han acudido a la cita. El alcalde de Albinen tira del bigote, murmura algo acerca de una “historia absurda” y se aleja pataleando. ¿Qué es lo que saca de sus casillas a este hombre, que los habitantes describen como dinámico y carismático? Es el inesperado al- boroto mediático causado por el incentivo para la construc- ción de viviendas en su pueblo. Poco antes de la asambleamu- nicipal, el alcalde teme que sus paisanos se opongan a su propuesta, por temor a que los forasteros invadan el pueblo. Dice disgustado que sus opositores no podrían haber conce- bido una mejor campaña; pero lo que calla, es que el munici- pio ha logrado así un fantástico golpemediático. Perovayamos por partes. Albinen, ubicado a 1 300metros sobre el nivel del mar, es el típico pueblo del Valais, tranquilo y con hermosas vistas. Sin embargo, la apariencia idílica en- gaña.Mientras que los centros urbanos suizos sequejande los Ocurrió lo que suele ocurrir en la era del periodismo en línea: el verano pasado, algunos medios de comunicación presenta- ron la iniciativade forma bastante objetiva; pero semanasmás tarde, lanoticia fue retomada por la plataforma “20Minuten”, que publicó un artículo titulado “¿Vendría usted a vivir aquí por 70 000 francos?”, que se parecíamás a un cuento de Navi- dad que a una nota periodística. Los autores sólo menciona- ban marginalmente las estrictas condiciones del ayunta- miento. A raíz del artículo, la noticia corrió como un reguero depólvora y sedifundió enplataformas de todo el planeta. Los primeros fueron los periódicos sensacionalistas británicos, se- guidos de los medios de comunicación rusos, indios y chinos. Competían unos con otros con titulares que intentaban lla- mar la atención, como: “Este pueblo suizo te regala 70 000 francos si temudas a vivir allí. ¡Junta tus pertenencias!” Con las maletas en la tienda del pueblo La noticia tuvo un eco gigantesco: los responsables recibieron miles de solicitudes. Al principio lo tomaron con humor. Sin embargo, dejaronde reír cuando empezaron a llegar italianos consusmaletas rebosantes a la tiendadel pueblo, preguntando por el dinero. Para Jost, antiguo sindicalista y periodista, las cosas habían llegado demasiado lejos. Desapareció de la vida pública, e inclusopretendióexcluir a losperiodistasde la asam- bleamunicipal en laque sedirimiría el asunto. Sinembargo, el cantón se opuso a ello, invitándolo a respetar el principio de las asambleas públicas. Aprincipios dediciembre se celebró la asambleamunicipal en la estación de bomberos. Los habitantes de Albinen respaldaron con amplia mayo- ría la propuesta de su alcalde, que semanas antes había cau- sado tanto jaleo. Los jóvenes se alegraron, Jost se pasó lamano por el pelo y apareció sonriente ante las cámaras. Estaba otra vez en paz consigomismo, con los periodistas y con el mundo. No obstante, los jóvenes del pueblo se encuentran en la disyuntiva: ¿quedarse omarcharse? ¿Irse a donde hay trabajo, escuelas y supermercados? Tres jóvenes familias se mudaron hacepoco. Quienes sequedanson los ancianos. El próximoaño, lamitad de los 240habitantes del pueblo se jubilarán. “Nos es- tamos muriendo”, advierte Jost. Con el incentivo para la cons- trucción de viviendas, espera atraer de cinco a diez nuevas fa- milias y rejuvenecer así el pueblo. Esto significaría, enelmejor de los casos, que la escuela podría reabrir. JONAS SCHMID ES REDACTOR DEL PERIÓDICO SÜDOSTSCHWEIZ . Una aldea alpina acapara los titulares de la prensa mundial Para luchar contra el éxodo de sus habitantes, el pueblo de Albinen recurre a incentivos monetarios. La noticia ha dado vuelta al mundo, tomando por sorpresa al municipio. A continuación, una visita a esta diminuta aldea del Valais. Las idílicas aparien- cias engañan: al igual que muchos municipios suizos de las zonas margina- les, el pueblo vale- sano de Albinen su- fre un importante éxodo de sus habi- tantes. trenes abarrotados, las zonas marginales, como Albinen, lu- chandesesperadamente contra el éxodode supoblación. Para mantener a los jóvenes en el pueblo o atraer a nuevas familias, el municipio lanzó una idea poco convencional: una indem- nización de 70 000 francos para las familias de cuatromiem- bros que vivan en el pueblo durante un tiempo prolongado. Para recibir el incentivohayque cumplir unas condiciones es- trictas: diez años de residencia, una inversión de al menos 200 000 francos en una vivienda y, en el caso de los extranje- ros, un permiso de residencia tipo C.

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