Panorama Suizo 2/2018

7 Panorama Suizo / Marzo de 2018 / Nº2 veza necesita tener patria] y lo confirma de buena gana consumiendo este producto. Entretanto, esta pequeña ciu- dad se ha dotado de una segunda cervecería notable, de- nominada Blackwell. No falta espacio en la nueva patria de las cervezas. Más que locales, los mercados son ahora microlocales: a cada barrio su cerveza. Adrian Sulc, redactor económico y observador veterano de esta evolución, relativiza el componente de patriotismo local: “Lamayoría de la gente no consume cerveza local por convicción política, sino más bien por simpatía hacia los cerveceros locales”. Esta tendencia generalizada está mar- cando la diferencia: “Dado que la globalización abastece nuestros supermercados con bienes de consumo proceden- tes de todo el mundo, de repente volvemos a interesarnos por los alimentos de aquí”: de hecho no sólo se consume más “cerveza de aquí”, sino también más verdura de la re- gión, más pan horneado por el panadero del barrio, más queso de las cercanas praderas alpinas. Respecto a la cer- veza, Adrian Sulc agrega: “De todas formas este auge se ha- bría producido, incluso si no se hubiera derrumbado el cár- tel cervecero”. Estamos ante un panorama muy diversificado, donde se mezcla una cultura de ocio de tipo “ do-it-yourself ” sin pretensiones, el jaleo habitual en los locales donde la cer- veza corre a raudales y una mayor conciencia de la tradi- ción artesanal. Numerosas pequeñas y minúsculas cerve- cerías son, ciertamente, empresas artesanales de carácter experimental, que elaboran bebidasmuy distintas a las cer- vezas industriales altamente estandarizadas. Un pequeño universo en cada botella ¿Qué es lo que motiva a los nuevos cerveceros suizos? Para saberlo, Panorama Suizo escogió a la cerveceríaN.º 523, la cual opera en el mercado bajo la denominación un tanto críptica “523”. La primera respuesta a nuestra pregunta supone, en sí, un rechazo, ya que “desgraciadamente somos más bien in- trovertidos y, por tanto, no aptos para contestar a la prensa”. Podría ser cierto, puesto que la cervecería de Köniz, alojada en una antigua fábrica de limas, prescinde de cualquier ex- hibicionismo. Lamalta y el lúpulo le resultanmás importan- tes que el marketing y el merchandising , lo que se refleja in- cluso en lasmuy sobrias etiquetas de sus cervezas. Yaunque los medios locales a lo largo y ancho del país suelen celebrar cada nueva cervecería de barrio con mucha verborrea, éste no es en absoluto el caso de “523”. El pequeño equipo, inte- grado por Sebastian Imhof, Nadja Otz, Tobias Häberli y An- dreas Otz, realmente no hace alarde de su quehacer. Sin embargo, a la postre logramos adentrarnos en los arcanos de este pequeño universo cervecero. También en el caso de las cervezas “523”, la producción va dirigida a un mercado muy específico. Declararse simplemente “local” no es suficiente, señala Andreas Otz. Por supuesto, “523” ex- perimenta con lúpulo de origen regional: “Sin embargo, el 900 pequeños cerve- ceros han conquista- do en unos pocos años el mercado cer- vecero suizo. Algu- nos crean sus pro- ductos en espacios muy reducidos, como es el caso de Christo- phe Haeni, al mando de la cervecería ber- nesa “Barbiere”. Fotografía de Keystone

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