Panorama Suizo 5/2018

Panorama Suizo / Septiembre de 2018 / Nº5 30 Le encantan las grandes palabras, lo que en ocasiones lo hace parecer grandilocuente. Sí, cualquiera que no escuche atentamente al vio- linista Sebastian Bohren, nacido en 1987 en Winterthur, puede llegar a pensar que se trata de un artista de la exageración que adolece de una excesiva confianza en sí mismo. Eso sería completamente falso. Todos sus éxitos, ya sea en el Stradivari Quartett o como solista, han madurado a través de incontables noches de dudas que no oculta a nadie. Pero cuando un músico deja de dudar, ya no debería tener su instrumento en las manos. Eso es algo que nunca le sucederá a Bohren: Bohren busca, triunfa... y desestima. Este verano debutó en el Festival de Lu- cerna con la grabación de una sonata para solo y dos partituras de J. S. Bach: el CD es la cumbre de las obras para violín: obras repletas de sencillez y perfección. Bohren las interpreta con una percepción per- sonal radiante. El sonido es pleno, la ejecución intensa y las ligaduras amplias. Pero también se percibe la duda, parece extraviarse una vez para volver en seguida, más rotundo y relajado. Es como si pregun- tase: “Aquí podría haber un camino al cielo, ¿no?” Hace tres años Bohren se enfrentó a otro gran desafío como violi- nista. En aquel momento estaba completamente dedicado a una gra- bación en CDdel concierto para violín de Ludwig van Beethoven: con un inmenso respeto por la obra favorita de todos los violinistas y un enorme conocimiento de todas las grabaciones de sus grandes mode- los a seguir: Gidon Kremer, Anne-Sophie Mutter, Nathan Milstein y demás. Logró afirmarse frente a estos modelos creando algo propio. Para escapar de la atmósfera estéril del estudio, la orquesta y el solista pasaron una semana en la isla de Rheinau. Durante los ensayos frente al público, todos los músicos se animaban unos a otros a entregarse en cuerpo y alma. Bohren constató satisfecho: “El público debe darse cuenta de que los que tocamos aquí nos jugamos el todo por el todo”. A pesar de todas las dudas y cavilaciones, Bohren es capaz de de- finir claramente sus puntos fuertes. Sabe que nadie puede ascender al trono con modestia. Quienes acuden a un concierto de Bohren perci- ben a un artista que toca con reverencia y que, precisamente por eso, interpreta con inmenso fervor. Bohren lucha con la obra, la acaricia, se rebela y se hace uno con ella: venera a la obra en cada nota, tanto en el CD de Beethoven como en el nuevo de Bach. Quien busque serena perfección, debería abstenerse de comprarlos. CHRISTIAN BERZINS Una vez hubo cocodrilos en el Gotardo. No eran unos reptiles peligrosos, sino poderosas locomotoras de carga. Con sus largos e impo- nentes topes frontales, no dejaban de recor- dar a los temidos animales. Cuando uno de esos monstruos ascendía por las rampas, los puentes y los túneles helicoidales de la anti- gua línea del Gotardo, era “un instante so- lemne”: “El movimiento de las bielas producía un sonido rítmico de aullido, el cuerpo central de la locomotora parecía temblar y bambo- learse constantemente. [...] Sus grandes faros desorbitados estaban al acecho”. Pero en los años 80 del siglo XX, estos reptiles sobre rie- les debieron ceder el paso al progreso técnico. En su libro, MartinMeyer rastrea a través de 86 textos breves muchas técnicas, objetos, costumbres, modales, modas, manifestaciones culturales, modismos y fenómenos de todo tipo que han desaparecido en los últimos diez, veinte o treinta años. Cosas que estaban allí “apenas ayer”: Gerade ges- tern, como se titula el libro. Esto llevó a Meyer, nacido en 1951, a re- flexionar sobre la “paulatina desaparición de lo habitual”. “Paulatina” es la palabra clave de Meyer: los grandes cambios re- pentinos son raros en la historia. Los cambios en la vida cotidiana sue- len producirse lentamente, hasta que un día caemos en la cuenta de que algo ya no existe: como el fumador de pipa, que ya casi no se ve; o el playboy , que terminológicamente, al menos, está extinto. Aunque las postales todavía siguen existiendo a pesar del teléfono inteligente y la adicción al selfie , ¿con qué frecuencia recibimos en nuestro buzón de correo postales desde la playa o la montaña? El tema de cada texto breve amenudo sólo es un punto de partida para observar más de cerca lo cotidiano, para profundizar en la re- flexión. Incluso la cara norte del Eiger, en el Oberland de Berna, da pie a Meyer para sus consideraciones analítico-existencialistas. Antigua- mente, la pared rocosa de 1 800metros de altura constituía “un telón de fondo perfecto para la fantasía del horror”, ya que se producían in- numerables y terribles dramas que el público observaba con catalejos y prismáticos. Pero el gran escenario alpino ya no existe; en algúnmo- mento la cara norte también “desapareció”. Los montañeros ya no lu- chan días y días con la vertical pared, sino que, gracias a los moder- nos equipos, suelen escalarla en unas pocas horas. Meyer no es un pesimista cultural ni un nostálgico. Sin embargo, el autor no siempre consigue ocultar cierta melancolía. Pero la en- vuelve en unos textos maravillosos. JÜRG MÜLLER Titubeando hasta alcanzar la cima El cocodrilo que ya no existe y otras historias de desaparecidos Oído Leído SEBESTIAN BOHREN J.S. Bach: Sonatas & Partitas, BWV 1004-1006, RCA/Sony 2018. Equal: Beethoven: Violinkonzert; Mozart und Schubert, Chamber Artists, Sony 2015 MARTIN MEYER: «Gerade gestern: Vom allmählichen Verschwinden des Gewohnten», Carl Hanser Verlag, Múnich 2018, 320 páginas, 36,90 CHF

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