Panorama Suizo 6/2018
Panorama Suizo / Noviembre de 2018 / Nº6 5 Buzón Niños explotados: a pesar de la reparación hay cicatrices que no desaparecen Me complace leer por fin un artículo sobre el trato que se les dio a algunos niños en Suiza. Es una vergüenza que hayamos actuado de esta manera hasta 1980. La historia de mi familia se parece a esto. Mi madre se casó en los años treinta y tuvo tres hijos: dos niños y una niña. Quedó viuda a principios de los cuarenta; por este motivo, el gobierno estatal o federal le quitó a sus tres hijos y no le permitió verlos. A mi medio her- mano mayor sólo lo vi una vez, desde lejos. En cuanto a mi media hermana, yo tenía 15 años cuando la vi por primera vez. Mi otro hermano, cuando tenía 20 años y ya era mayor de edad, vino a vernos y le contó a nuestra madre cómo fue uti- lizado por ese campesino que le daba sidra cuando era niño y lo volvió alcohólico. Me alegro de haberme ido de Suiza en 1970. MARIE SALADIN-DAVIES, EMU PLAINS NSW, AUSTRALIA Ami padre lo colocaron de niño en una familia y recuerdo lo fe- liz que estaba por esa decisión, al grado de que, cuando éramos pequeños, a menudo nos llevaba de visita a la familia de cam- pesinos en la que había crecido. Personalmente, me parece ri- dículo gastar tanto dinero en indemnizaciones e investigacio- nes científicas. En aquel entonces las cosas eranmuy diferentes: para muchos niños procedentes de familias pobres, como era el caso demi padre, era la primera vez que tenían tres comidas dignas al día, un techo donde vivir y una cama para dormir, y además podían asistir a la escuela regularmente. Por supuesto que en esos tiempos de vacas gordas que ahora vivimos, en los que el mayor problema no es tener un plato lleno en la mesa, sino la batería del celular totalmente cargada, la gente no tiene idea de lo que significó vivir en Suiza durante dos guerrasmun- diales. OTHMAR VOHRINGER, COLUMBIA BRITÁNICA, CANADÁ A mí también, en lugar de tenerme en casa me colocaron du- rante algunos años en una familia: primero en Emmental yRos- semaison (JU), y luego enMerishausen (SH). A los padres no les costaba nada: creo que ése era el principal motivo. ¡Fueron tiempos difíciles a principios demi segundo año escolar enHas- le-Rüegsau! A eso de las cuatro de la mañana había que prepa- rar el pasto o el heno, arreglar el establo, para luego desayunar rösti comiendo de un plato compartido. A continuación había que recorrer un largo camino hasta la escuela de Sumiswald; a mediodía trabajar en el campo y quitar los gérmenes de las pa- tatas para los cerdos; por la noche trabajar en el establo, y luego acostarse en una cama para dos. En Navidad nos daban dos francos y teníamos dos días libres. Los niños de la familia de acogida nunca tenían que trabajar y jugaban todos los días. ¡Eso sí que era duro! Es una época que no puedo olvidar ni asimilar. Haymuchos detalles que prefiero no recordar. Ni siquiera tengo fuerzas para registrarme como afectado. MARKUS LÜTTIN, ESPAÑA Es justo y conveniente que la Confederación abra por fin este expediente; pero lo que importa ahora, es agilizar el recono- cimiento y el pago. Porquemuchos afectados son ancianos con problemas de salud, y desean recibir el pago mientras toda- vía estén en vida. Cuando se trataba de colocar a los niños en una familia que los explotaba, esto no llevaba tanto tiempo. Cuando se piensa que con ello las autoridades destrozaron la vida entera de un niño, la indemnización no es más que una simple gota de agua en el océano. PETER MATTLE, FILIPINAS Cito su artículo: “Hans Jörg Rüeggsegger, Presidente de la po- derosa Unión Bernesa de Campesinos, ha comentado recien- temente la reivindicación de Gäggeler con las siguientes pala- bras: ‘Yo no sé de ninguna granja que se sienta estigmatizada por el pasado’ ”. Si se dieran a conocer los nombres de las gran- jas que se beneficiaron de lo que realmente fue una mano de obra esclava, los campesinos y la “poderosa Unión de campe- sinos” quizá no se tomarían esta espantosa historia tan a la li- gera. WALTER LIENHARD, EE. UU. Reservas en torno al aumento de la densidad urbana en Suiza Ya no vivo en Suiza desde 1974. A través de este artículo veo que Suiza está te- niendo los mismos problemas de den- sidad habitacional que aquí en los Es- tados Unidos. Me llena de tristeza ver que lo que otrora fuera un país rico por su verde campiña, sus paisajes bucólicos y sus bellezas natura- les, ahora está en peligro y se considere un “problema” que el crecimiento urbano no pueda desarrollarse en las afueras de las ciudades. No debería ser un “problema”: al contrario, las au- toridades y los urbanistas deberían esforzarse por proteger lo que hace a Suiza tan especial. La densidad urbana es un pro- blema mundial que, de no detenerse, terminará por salirse de control y alterar la calidad de vida. Es algo que está ocurriendo en todos lados. Sólo puedo esperar que el dinero no se convierta en el factor decisivo a expensas de la belleza y la identidad de las ciudades y sus alrededores, y que Suiza avance con inteli- gencia construyendo áreas “verdes” densamente pobladas, sin destruir lo que aprecian no sólo sus propios ciudadanos, sino también sus visitantes. MICHELE ENGEL, EE. UU.
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