Panorama Suizo 6/2018

Panorama Suizo / Noviembre de 2018 / Nº6 9 loga Huber mueve la cabeza ante esta pregunta. Al contrario de lo que su- cede con las iglesias católicas, los tem- plos protestantes, al menos en teoría, sólo se consideran recintos sagrados mientras la comunidad celebra allí el servicio religioso; el resto del tiempo, no. La jurista Tobler afirma: “Los estu- diantes son adultos y lo comprenden”. Los cosas seríanmuy distintas si tuvie- ran que asistir a clases dentro de una iglesia niños no cristianos. Según Tobler, los principales obstá- culos son de otra índole: la iglesia no está diseñada para poder calentarsede forma permanente; además, el órgano es muy sensible a la temperatura am- biente. Otroproblema serían las filas de bancos, queno sonaptos comoasientos de auditorio. Sin embargo, estos incon- venientes no bastan para enfriar el op- timismo de estas dos mujeres, para quienes todo tiene solución. Asimismo, los responsables de la conservación de monumentos semuestran favorables a proyectos sensatos: “Aellos tampoco les conviene que abandonemos la iglesia y dejemos que se deteriore”. Estas palabras podría haberlas pro- nunciado Johannes Stückelberger. Para reconvertir las iglesias, hay muchas más posibilidades de lo que suele creerse, afirma el experto. Por ejemplo, hay iglesias en las que sehanacondicio- nado oficinas yuna cocina, como enOl- tenoenSchaffhausen; para ello se tuvo que renunciar a la casa parroquial. Por supuesto, siempre hay que sopesar los pros y los contras; “pero siempre debe tenerse en cuenta el valor simbólicode una iglesia”. Una iglesia tienepotencial, es “un capital en sentido espiritual”. Si se pretende dar visibilidad a la marca “Iglesia” dentro del espacio público, es mil veces preferible utilizar un templo que una casa parroquial. Por lo tanto, Stückelberger recomienda a los repre- sentantes eclesiásticos que se esfuercen por intensificar el diálogo con el pú- blico: “Deben conseguir que este tema esté en boca de todos ymostrar todo lo que podría hacerse en sus locales”. Esto a su vez podría haberlo dicho FranziskaHuber, paraquien conservar las iglesias como un fin en sí mismo va encontrade su imagende la iglesia. Ella habla de una ruptura con la tradición, que puede observarse enmuchos luga- res: “Actualmente hay muchos niños que no están socializados dentro de la religión”. Loquedebe evitarse es la rup- turade la relación. Por lo tanto, seríaun paso lógico que las iglesias abrieran su espacio a todos: “Si alguien acude a no- sotros, come con nosotros o celebra algo con nosotros, no importa cuáles sean sus motivos para hacerlo”. La iglesia como manifestación arquitectónica La iglesia como espacio para todos, aunque la palabra “todos” ya no signi- fica lo mismo que en el pasado: ya no significa “sólo para protestantes” o “sólo para católicos”; más bien se refiere a las “iglesias abiertas” interreligiosas o a las llamadas City Kirchen que ya existen en varias ciudades suizas. Y esto trae a lamemoria lo que afirmó el bernés Jean-Daniel Gross, conserva- dor demonumentos, en la primera Jor- nada para la Construcción de Iglesias: las iglesias no deben concebirse exclu- sivamente como símbolos de la reli- gión cristiana, sino que son sitios de identificación, en sentido muy lato y con independencia de los sentimien- tos religiosos. Deben considerarse como una “manifestación arquitectó- nica inscrita en el corazón de nuestra sociedad, sea cual sea ese corazón de la sociedad”, afirma Gross. “En el fondo de nuestro subconsciente, las consideramos garantes de la estabili- dad social, cultural y espiritual”. Iglesias suizas que ya no son iglesias clásicas (el contenido solo está disponible en idioma alemán): www.schweizerkirchenbautag.unibe.ch > Datenbank Kirchenumnutzung > Ort DÖLF BARBEN ES REDACTOR EN EL DIARIO “DER BUND” DE BERNA. Un mal ejemplo: la iglesia de San Leonardo, en San Galo La renovación del templo protestante de San Leo- nardo, construido en San Galo en 1887, habría cos- tado 4,5 millones de francos suizos, una cantidad que no podía sufragar la parroquia. Y estaba total- mente descartado demoler este monumento prote- gido para rentabilizar la parcela. En tales condicio- nes, la iglesia terminó vendiéndose, por la cantidad de 45 000 francos suizos, a un arquitecto que pre- tendía transformarla en un centro cultural con loca- les gastronómicos, salas para conciertos, represen- taciones teatrales, proyecciones cinematográficas o desfiles de moda. Hasta ahora nada de eso se ha llevado a cabo.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjYwNzMx