Panorama Suizo 3/2019
Panorama Suizo / Mayo de 2019 / Nº3 20 Sociedad STÉPHANE HERZOG Actualmente, un joven que desea servir a su país “de otra forma que no sea vigilando un puente con un fusil”, como dice el joven objetor de conciencia Léo Tinguely, de 21 años, puede optar por un servicio alternativo. El país le exigirá entonces “demostrar a través de hechos” su deseo de ob- jetar el servicio militar. En concreto, esto significa multi- plicar por uno y medio los días debidos a la patria: 368 frente a los 245 previstos para los soldados. Muchos suizos consideran que este trueque vale la pena. “Me encantó esta experiencia”, cuenta Samuel Chris- ten, de 31 años, quien ha cumplido el servicio alternativo en una clínica de Noirmont (Jura). Sumisión como técnico de servicio ha permitido a estemecánico polivalente, si no progresar en su oficio, por lo menos “ayudar a su país sin pagar el impuesto de exención del servicio militar”. A los 43 años, Milan*, alto funcionario del Estado de Ginebra, cursó en 1995 la escuela de reclutas en los tanques del cuartel militar de Thun, antes de cambiar al servicio al- ternativo (creado en 1996). “He visto las dos caras de lamo- neda y al menos no he traicionado ami patria”, afirma este ex periodista nacido en la antigua Yugoslavia, quien de- clara haber sentido una profunda repulsa al uso de un arma. Durante un ejercicio de tiros, un cabo que evaluaba su mediocre rendimiento le pidió que imaginase que es- taba disparando a un hombre de los Balcanes. “Le enseñé mi apellido en el uniforme”, recuerda Milan. El tiempo restante de su servicio, el joven universitario serviría en una ONG de defensa de los derechos humanos, para luego trabajar como Profesor de educación física en el centro de ocio juvenil del Estado. La aptitud para el servicio militar como condición para el servicio alternativo Desde 2009, los suizos que optan por esta vía no bélica ya no necesitan demostrar su rechazo al ejército ante una co- misión. Sin embargo, deben ser aptos para el servicio mili- tar y buscar su misión civil por su cuenta. Esto es lo que ex- plica Léo Tinguely, estudiante de Sociología y Trabajo Social en Friburgo. Realizó su servicio alternativo en Tremplin, una fundación que apoya a personas toxicómanas. “El pro- ceso de reclutamiento dura dos días. Nos hablan como si fuésemos idiotas y hay que pasar largos ratos de espera”, re- lata Léo, quien lamenta no haber recibido información al- guna sobre el servicio alternativo durante el reclutamiento, en diciembre del 2016. Léo jamás fingió una enfermedad. Al final de estos dos días presentó su solicitud ante un oficial de alto rango que le comunicó su destino militar para fe- brero. Tuvo que darse prisa para tramitar la solicitud de servicio alternativo, que se debe cursar íntegramente a tra- vés de Internet. Léo comenzó sumisión en Tremplin en oc- tubre del 2017, para lo que cumplió 313 días de trabajo; aún le quedan cerca de 40 días para concluirla. El servicio alternativo está en pleno auge y el ejército sale trasquilado Miles de reclutas prefieren ofrecer a la patria 368 días de trabajo comunitario antes que cumplir el servicio militar. El Consejo Federal pretende limitar esta opción, iniciada por jóvenes objetores de conciencia en los años setenta. Un objetor en plena acción, sirviendo el almuerzo en una es- cuela de Kehrsatz, cerca de Berna. Foto Keystone
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