Panorama Suizo 3/2019

Panorama Suizo / Mayo de 2019 / Nº3 9 Berna en el espacio Algunos proyectos espaciales que llegaron a ser noticia de primera plana: 1986: La sonda Giotto de la Agencia Espacial Europea (ASE) se dirige en 1986 hacia el cometa Halley. A bordo: un espectrómetro de la Universidad de Berna que por primera vez mide in situ el polvo y los gases de un cometa. 1990: Empieza la misión Ulysses de la ASE y la NASA. La sonda observa el Sol durante años. El instrumento que analiza el viento solar es de fabricación suiza. 1995: La ASE y la NASA lanzan al espacio el observatorio solar SOHO; éste lleva a bordo el espectrómetro de masas Celias de Berna, un instrumento altamente sensible. 2004: Lanzamiento de la sonda espacial Rosetta de la ASE, que llega diez años más tarde al cometa Churyumow-Guerasimenko (Chury) y lo acompaña durante dos años. Los espectrómetros construidos por la Universidad de Berna funcionan a la perfección. 2016: La sonda espacial ExoMars Trace Gas Orbiter se lanza en dirección a Marte y desde hace un año el sistema de cámaras de alta resolución CaSSIS, desarrollado en la Universidad de Berna, transmite imágenes en color de la superficie de Marte. 2018: La sonda espacial BepiColombo, de la ASE y de la Agencia Espacial Japonesa, se lanza con destino a Mercurio. El aparato, que debe crear una imagen tridimensional de la superficie de Mercurio, fue concebido y construido en la Universidad de Berna. 2019: El satélite CHEOPS para la observa- ción de planetas ubicados fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas) debería lanzarse en la segunda mitad del año. Se construyó bajo la dirección de la Universidad de Berna. opinión, hubiera sido un error dor- mirse en los laureles: “Quien desee lo- grar el éxito a nivel mundial tiene que atacar, y no sólo defenderse”. Zurbuchen, que creció en el Ober- landbernés, encarna en ciertomodo el éxito de la investigación espacial ber- nesa. Su carrera profesional probable- mente no hubiera sido igual sin el le- gendario experimento del colector de viento solar y el renombre de Berna. A principios de los años 1990, Zurbuchen trabajaba en Berna, como doctorando dePeter Bochsler, enel desarrollodeun instrumentodestinado auna sonda so- lar estadounidense. “Ésta se inscribía directamente en la línea del colector paraApolo”, declaraZurbuchen. Como principal investigador de laNASA, Zur- buchen administra actualmente un presupuesto de casi 7 000millones de dólares; sus decisiones afectan a unos 10 000 científicos e ingenieros. ¿Un viaje a Marte? ¿Y ahora qué? 50 años después de Apolo 11 todo el mundo habla del regreso a la Luna y del viaje a Marte, empezando por la NASA. Estos proyectos son con- trovertidos. Peter Bochsler y su anti- guo doctorando no comparten la misma opinión al respecto. Zurbuchen conoce las objeciones: en la Tierra hay otros problemas más urgentes que re- solver y lasmisiones tripuladas conlle- van muchos riesgos, además de ser de- masiado costosas. Pero es parte de la naturaleza humana querer llegar hasta el horizonte, hasta los límites de lo po- sible. “¿Por qué queremos ir a Marte?”, pregunta; y él mismo da la respuesta: “Porque podemos hacerlo”. Agrega que no es posible predecir la utilidad de este tipo de proyectos. Cuando se lan- zaron las primeras sondas espaciales a mediados del siglo pasado, nadie pen- saba aún en los satélites actualmente indispensables para los pronósticos del tiempo, ni en aquellos que registran los datos del clima: “Las mejores medi- ciones de CO 2 son las nuestras, las de la NASA”, dice Zurbuchen. Además, la investigación une a las personas: “Éste es uno de los principales motivos a fa- vor de este tipo de proyectos”. Peter Bochsler, por su parte, co- noce los argumentos de los partidarios de los vuelos espaciales tripulados. Re- conoce que las rocas lunares que los astronautas trajeron hace 50 años han sido de gran valor científico: “Yo soy uno de aquellos que las usaron am- pliamente para sus análisis”. También elogia a la NASA por haber repartido generosamente las rocas por todo el mundo. No obstante, Bochsler estima que todos estos descubrimientos pu- dieran haberse realizado con sondas no tripuladas. En su opinión, los enor- mes costes de los proyectos tripulados “que con frecuencia se lanzan por sim- ples motivos de prestigio”, conducen necesariamente a desistir de proyec- tos que podrían servir mucho más di- rectamente a la ciencia. Cuando ve fotomontajes de colonias enMarte, se pregunta cuántos “hermosos experi- mentos” podrían realizarse con el mismo presupuesto recurriendo ami- siones no tripuladas. ¿Y qué opina Jürg Meister al res- pecto? Él no está a favor de un viaje a Marte: “Marte está tan lejos que lama- yoría de la gente ni siquiera sabe en qué parte del cielo se encuentra”. En cambio, todos tenemos una clara per- cepción de la Luna. Por eso piensa que fue totalmente acertado viajar hasta allí: “Esto estaba justificado”. Pero opina que no es necesario volverlo a hacer: “Desde hace 50 años sabemos lo que hay allí arriba”. Artículo relacionado : www.ogy.de/u niverso-suizo DÖLF BARBEN ES REDACTOR DEL PERIÓDICO “DER BUND”, DE BERNA Thomas Zurbuchen es Director de inves- tigación de la NASA y, como tal, el cientí- fico más influyente de Suiza. Foto Keystone

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