Panorama Suizo 4/2019

Panorama Suizo / Julio de 2019 / Nº4 17 Literatura 11 de diciembre de 1939, dejar de estar sometidos al derecho civil de Argovia y de Suiza. EnelReich,encambio,estelíricopolitizadoimportadode Helvecia gozó de la simpatía del Führer casi hasta el final. Cuando empezó la guerra, vistió uniforme y participó en las campañas de Francia, Bélgica, Noruega ydespués tambiénde Rusia. Su única obligación era describir lo que veía en forma de versos. Sólo cuando empezó a perfilarse la derrota, laWe- hrmacht destruyóel absurdo idiliodel poetaydestinóaAnac- ker al transporte de heridos. Pero la cabra siempre tira al monte: Anacker sobrevivió a sus protectores y enel campode prisioneros de Ansbach empezó otra vez a escribir poemas, y llegó hasta el punto en que los soldados estadounidenses que lo vigilaban le pedían poemas escritos amano para enviarlos aEE.UU.comomuestrasdelapoesíaalemana.Hastasumuerte el 14de enerode 1971, Anacker vivió con su esposa Emmy, hija de un pa- naderodeZúrich,enWasserburgen eldistritodeLindau–ysiguiósiendo un nacionalsocialista convencido, con la mirada vuelta hacia Suiza, al otro lado del Lago de Constanza. Como solía hacerlo entre 1933 y 1943, este incansable escritor dic- taba sus versos a una secretaria que guardaba laspáginasmecanografia- dasenformatoDINA5endocecajas de madera hechas especialmente para ese fin, en las que debían con- servarsepara siempre. Perobastaba con tomar una o dos hojas para que- dar convencidos de la total inutili- dadde los banales versitos construi- dos siempre según el mismo esquema anticuado. No obstante, Suiza siempre fue un tabú para “poeta del frente nazi” debido a una extraña sensaciónde vergüenza. En todo caso, Anacker nunca quiso tener nada que ver con los frontistas, aquellos suizos que pro- ponían anexar Suiza a Alemania pues,segúnlaspalabrasdesuesposa, fallecida en 1984, Suiza era para él “algo especial que no se debe tocar”. CHARLES LINSMAYER “Si el Señor Anacker hubiera sido más modesto y se hubiera conformado con confiar sus versos al álbum privado de una doncella,hubierasidounpoetaperfecto”.Esafuelacríticaque el periodista y lírico Siegfried Lang emitió en 1924 sobre la co- lección de poesía “ Auf Wanderwegen ” [“Andando por los sen- deros”] publicada en la editorial Sauerländer en Aarau. Y se- guramente nunca se hubiera imaginado que la renombrada editorial berlinesa Grote editaría en 1937 un tomo titulado “ Von Klopstock bis Anacker. Deutsche Gedichte aus zwei Jahrhun- derten ” [“De Klopstock a Anacker. Dos siglos de poesía ale- mana”], ni que se comercializarían más de 180000 ejempla- res de los once tomos de poesía de Anacker publicados entre 1932 y 1943, o que dicho autor se convertiría en el lírico suizo demayor éxito del sigloXX a juzgar por la cantidad de edicio- nes publicadas. Miembro de la SA y poeta El secreto de su éxito se llama nacionalsocialismo. Frus- trado por las críticas destructivas que recibieron sus seis tomos de poesía publicados hasta 1931 –versos formales y convencionales sobre la juventud, el amor, la naturaleza y el senderismo– este poeta, nacido el 29 de enero de 1901 en Argovia como hijo de un fabricante, descubrió que sólo te- nía que adaptar el mensaje de Adolf Hitler a un ritmo de marcha para entusiasmar a miles de seguidores y obtener de los grandes jefes nazis todas las ayudas imaginables a cambio de su adhesión a su ideología reaccionaria. Los ver- sos de Anacker se publicaron encuadernados en lino rojo en la editorial Eher, perteneciente al partido, y a partir de 1932 las Juventudes Hitlerianas y las unidades de la SAmar- charon por los pueblos y ciudades cantando canciones de Anacker como “ Die Strasse dröhnt vom Eisentritt ” [“La calle retumba con nuestros pasos de hierro”] o “ Nun erst recht! ” [“¡Ahora más que nunca!”]. El punto culminante fue la en- trega del “ Preis der NSDAP für Kunst ” [“Premio al Arte del partidoNSDAP”] en el Congreso de Núremberg de 1936 y el elogio de Alfred Rosenberg, quien anunció: “Como cantor de nuestro tiempo, Anacker nos ha animado una y otra vez con esas poderosas canciones de nuestra añoranza”. En vista de tal nivel de protección, los críticos suizos prefirieron callar. Finalmente, el vergonzoso problema se solucionó por sí solo cuando Heinrich Anacker y su esposa Emmy, nacida Bofinger, decidieron por voluntad propia, el “Poderosas canciones de nuestra añoranza” Las hordas pardas de Hitler entraron en 1933 en las ciudades alemanas cantando canciones de guerra de Heinrich Anacker, hijo de un fabricante del cantón de Argovia. “He recorrido ciudades, grandes y pequeñas, Pero ninguna me dio un hogar como tú, oh Zúrich, Ninguna me hizo ver la bahía azul del lago como un regalo de paz divina. Muchas ciudades extrañas aún me llaman, Algunos pozos de otros lugares me deleitarán. Pero en el fondo de mi alma tendré nostalgia Por verte a ti, mi amada Zúrich.” (Heinrich Anacker: “Zürich”, tomado de “Bunter Reigen”, Aarau, 1931, agotado)

RkJQdWJsaXNoZXIy MjYwNzMx