Panorama Suizo 4/2019
Panorama Suizo / Julio de 2019 / Nº4 7 caciones es más atrevido que concreto. Lo primero que se nota es el estado de ánimo imperante al ver a jóvenes de doce años llevando orgullosos su mal- trecha pancarta con el lema “El clima está peor que nuestra pancarta”. La rei- vindicaciónprincipal es “una Suiza con cero emisiones de gases de efecto inver- nadero de aquí al año 2030”; y que el primer pasohacia la “justicia climática” sea reconocer la situaciónde crisis yde- clarar la “emergencia climática”. MARC LETTAU, REPORTAJE THEODORA PETER, ENCUESTA A LOS PARTIDOS Es de nuevo viernes, día lectivo. No obstante, masas de estudiantes cami- nan ruidosamente por el casco urbano. Esto se repite desde hacemeses enmu- chas ciudades y quienes los ven pasar conocen ya el motivo: los escolares es- tán en huelga. No van a clases y reivin- dican en la calle una política climática eficaz de inmediato. Los más jóvenes no llegan a doce años, la granmayoría son adolescentes. Entre tanto, algunos universitarios de más de veinte años también participan, así como cada vez más la generación de los abuelos y, en menor medida, la de los padres. Hubo 50000 participantes en la huelga por el clima del 15 de marzo de 2019. Dos meses después, el 24 demayo, todavía eran decenas de miles, a pesar de los exámenes de graduación. No es posi- ble pasar por alto el movimiento. “Así no pueden seguir las cosas” Pero, ¿qué impulsa este movimiento huelguista juvenil? Esta pregunta va dirigida a un trío del cantón de Berna. Uno de ellos es un alumno de Thun, Linus Dolder, de 16 años. Su compro- miso se debe a la fuerza de las imáge- nes. Cuando en las vacaciones de in- vierno, vestido con una camiseta a 2 000 metros de altura, ve un paisaje marrón por el que cruzan sólo sende- ros de nieve artificial, se da cuenta, “aún sin necesidad de tener treinta o cuarenta años de experiencia de vida, de que las cosas no pueden seguir así”. Sophie Feuz, una alumna de Berna de 16 años, no se centra en la “pregunta sin respuesta sobre el futuro”, sino en el insoportable presente: “Debido a las condiciones actuales, hay gente que pierde su sustento, animales que se ex- tinguen y desaparecen los glaciares de los Alpes”. Le parece abrumador ver cuánto se pierde durante su propia corta vida, “y una vida no es más que un abrir y cerrar de ojos”. Wirada Läderach (15 años), de Belp, menciona tres motivos para la huelga. El primero es el miedo al “gran caos” que nos amenaza cuando lamiseria de los principales afectados por el cam- bio climático se acentúe aún más. El segundo es la experiencia frustrante de que “aquellos que tienen nuestro futuro en las manos no quieren ac- tuar”. Y el tercero es que con las huel- gas “por fin podemos hacernos oír acerca de algo que nos preocupa desde hace tiempo”. Todo, y de inmediato La juventud que hace huelga por el clima es rebelde al hablar y sorpren- dentemente bien educada al actuar: la policía escolta las marchas visible- mente relajada. El catálogo de reivindi- “No hay otra alter nativa más que el cambio”, dice Linus Dolder. “Volverse vegetariano, dejar de volar y usar más la bici”. Foto Danielle Liniger “Todos consumimos muchísimo y a muy bajo costo”, dice Sophie Feuz. “Debe mos lograr menos consumo y precios más realistas”. Foto Danielle Liniger “Mis padres se ale gran de que participe en el movimiento por el clima”, dice Wirada Läderach. “En casa hablamos a menudo y mucho sobre el tema”. Foto Danielle Liniger Esto contagia a los partidos políticos. En febrero, el Parlamento Cantonal de Basilea-Ciudad aprobó una reso- lución y declaró la “emergencia cli- mática”. Todavía no está claro si se trata de un acto simbólico para tran- quilizar a los alumnos o si es el inicio de nuevas prioridades políticas. En- tre tanto, también ciudades como Ol- ten (Soleura) y Delémont (Jura), al igual que el cantón de Vaud, se han declarado “zonas de emergencia cli- mática”. A principios del año, cuatro elec- ciones cantonales aportaron indicios de cambios en el clima político. En marzo, los Verdes, que se centran en la política climática, al igual que los Ver- des Liberales, alcanzaron juntos el 24,8 por ciento de los votos, frente al 14,8 por ciento en 2015. Para los están-
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