Panorama Suizo 6/2019
Panorama Suizo / Noviembre de 2019 / Nº6 18 Economía THEODORA PETER El 20 de diciembre a las 12:30 h será el momento clave. En la central nuclear deMühleberg, a unos 20 kilómetros al oeste de Berna, los ope- radores de turno pulsarán dos botones para introducir barras de con- trol en el reactor e interrumpir así la reacción nuclear en cadena. Tras 47 años de servicio, Mühleberg, la segunda más antigua de las cuatro centrales nucleares suizas, quedará clausurada para siempre. Con ello no desaparecerá de inmediato el peligro de un accidente nuclear. Sin embargo, la temperatura y la presión del reactor baja- rán tanto en tres días que estará descartado entonces todo peligro de explosión. Una fusión aún sería teóricamente posible; pero para evitarla se usarán sistemas de enfriamiento independientes, capa- ces de resistir incluso un terremoto. El 6 de enero de 2020 se iniciará el desmantelamiento de la cen- tral, que tardará quince años. Primero, los elementos combustibles altamente radiactivos del reactor se trasladarán a la piscina de al- macenamiento contigua, donde se enfriarán durante años antes de ser llevados al centro de almacenamiento provisional de Würenlin- gen (AG). Esta fase finalizará en 2024 y Mühleberg no quedará libre de radiación sino hasta 2031. Hasta entonces, se eliminarán también las partes poco radiactivas de la central y los escombros. El proceso debe finalizar en 2034. Todavía no se sabe si volverán a pastar vacas en la pradera junto al río Aar. La electricidad barata hace que la energía atómica ya no sea rentable En el otoño de 2013, el consorcio energético bernés BKW decidió clausurar la central nuclear de Mühleberg por motivos económicos. Ante los bajos precios de la electricidad y las costosas inversiones para su necesariamodernización, la central dejó de ser rentable. Asi- mismo, estaba excluido construir un nuevo reactor: después de la catástrofe nuclear de Fukushima en 2011, el Consejo Federal suspen- dió los planes de construcción de nuevas centrales nucleares e ini- ció la transición hacia las energías renovables. La noticia de que la energía atómica quedaría obsoleta fue inicialmente un shock para los casi 300 empleados de Mühleberg. Sin embargo, la mayoría de ellos siguen laborando y son testigos del fin de aquello que conside- raban la tecnología del futuro. Con el primer desmantelamiento de un reactor nuclear en Suiza, BKW se adentra en terreno desconocido. El consorcio posee los cono- cimientos necesarios tras la temprana adquisición de empresas ale- manas especializadas en tecnología nuclear y protección radiológica. Desmantelando la central nuclear de Mühleberg La central nuclear de Mühleberg se clausurará definitivamente a finales de año: será la primera vez que esto ocurra en Suiza. Su desmantelamiento será un trabajo pionero que durará casi 15 años. Queda por saber dónde se desecharán de forma segura los residuos que permanecerán altamente radiactivos durante decenas de miles de años. Contenedores para residuos altamente radiactivos, en el centro de almacenamiento provisional de Würenlingen, con medidores de control en primer plano. Foto Keystone El desmantelamiento de Mühleberg permitirá al consorcio adquirir una experiencia valiosa, que podría serle muy útil a nivel internacio- nal: Alemania prevé renunciar por completo a la energía nuclear en 2022 y otros países europeos también tienen previsto clausurar sus centrales nucleares. Un material peligroso durante cientos de miles de años El desmantelamiento de Mühleberg costará 927 millones de francos a la empresa operadora, a los que se suman 1 400 millones por el al- macenamiento provisional y definitivo de los residuos radiactivos. Además, la construcción del depósito profundo de almacenamiento definitivo puede tardar decenios y, hasta entonces, los residuos alta- mente radiactivos de todas las centrales nucleares suizas se conser- varán en contenedores de acero de hasta 140 toneladas de peso, en el centro de almacenamiento provisional deWürenlingen. En cada con- tenedor caben hasta 20 toneladas de material altamente radiactivo que seguirá siendo peligroso durante cientos de miles de años, a me- nos que surjan nuevos métodos que permitan reducir drásticamente su tiempo de desintegración. La cooperativa nacional para el almacenamiento de residuos ra- diactivos (Nagra) busca, desde hace casi medio siglo, un lugar ade- cuado para este almacenamiento definitivo. La ley de energía nuclear exige la eliminación en almacenamientos geológicos profundos para proteger de forma permanente a los seres humanos y al entorno. Exis- ten tres posibles emplazamientos: “Jura Este”, junto a Bözberg en el
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