Panorama Suizo 1/2020
Panorama Suizo / Enero de 2020 / Nº1 8 Tema Clave considerado en Suiza como un opor- tunista, partidario de los nazis. Había otro motivo por el cual las autoridades suizas no hicieron todo lo posible por salvar la vida de sus com- patriotas: a algunos no se les deseaba de vuelta porque hubieran sido una carga para el Estado: criminales, “an- tisociales” y discapacitados. Otros es- taban proscritos en Suiza: comunistas, sintis, homosexuales o marginados sociales. “Las actas contienen nume- rosas evidencias que lo comprueban”, afirma Balz Spörri. Así, el jefe del De- partamento del Exterior en Berna, Pie- rre Bonna, recomendaba a los diplo- máticos en Berlín: “La legación no debe poner en peligro su credibilidad, en detrimento de todos los demás ciu- dadanos suizos dignos de protección, por favorecer a ciertos elementos que, por su propia culpa o por su actitud an- tisuiza y desafiante, han suscitado los problemas en que se encuentran”. “Una mujerzuela así” Esta recomendación tuvo fatales consecuencias para Anna Böhringer-Bürgi, de Basilea. Las autoridades la consideraban “libertina” desde su ju- ventud, y además tuvo líos con la jus- ticia. Por su matrimonio con un ale- mán, esta madre de siete hijos perdió la nacionalidad suiza. Tras el inicio de la guerra, a sus 54 años, buscó refugio en Suiza y solicitó recuperar su nacio- nalidad, pero ésta le fue denegada. Un funcionario decretó que era “una no- toria prostituta y delincuente” y que en ningún caso se volverían a otorgar a “una mujerzuela así los derechos ci- viles cantonales”. Anna Böhringer de- bió salir del país. En 1945 murió en el campo de concentración de Ravens- brück. Posteriormente, Suiza también rechazó la solicitud de indemnización de su hija, alegando que la madre no era ciudadana suiza en el momento de su detención. Todas las víctimas de los campos de concentración que semencionan en el libro ya han fallecido. La experien- cia de los campos persiguió a los sobre- vivientes, como Albert Mülli, hasta el final. Este fontanero zuriqués y social- demócrata fue detenido en 1938 en Viena por la Gestapo y trasladado como preso político a Dachau. Se le acusó de tener contactos con comunis- tas. Mülli pasó seis años en prisión. Regresó a Suiza, rehízo su vida y fue miembro del parlamento cantonal. Antes de su muerte en 1997, aquejado de demencia, revivió su pasado. En el asilo de ancianos, las pesadillas lo tor- turaban: día y noche volvía a vivir los horrores del campo de concentración. Tener que ver aquello era muy dolo- roso, les contó la hija de Mülli a los au- tores del libro. Mantener vivo el recuerdo Este libro es tan sólo un comienzo, afirma Balz Spörri. Se necesita todavía una amplia investigación sobre las víc- timas suizas del terror nazi. También es imprescindible una indemnización moral: reconocer que existieron estas víctimas, que se les hizo daño y pade- cieron una injusticia. Muchos de ellos lucharon contra el régimen nazi y pa- garon con sus vidas: “Opinamos que ya es hora de que unmiembro del Con- sejo Federal aborde el tema”. El autor se alegra del empeño de la Organiza- ción de los Suizos en el Extranjero por levantar unmonumento conmemora- tivo (véase página 9). Hasta ahora, el Consejo Federal no ha asumido una postura clara al respecto. Para despertar también el interés de la generación joven, el monumento en cuestión podría integrar formas digitales del recuerdo, propone Spörri. Por ejemplo, con una página web que relate las vidas de las vícti- mas, como una especie de monu- mento virtual. Dentro de poco ha- brán desaparecido ya todos los testigos del holocausto, y por eso es tan importante conservar sus histo- rias en la memoria colectiva. Anne-Françoise Perret-Gentil-dit-Maillard, encuadernadora de libros de Neuchâtel, se unió a la resistencia en París. Fue deportada, pero logró huir. Suiza le negó una indemnización como víctima de los nazis. En 1938, el socialdemócrata zuriqués Albert Mülli (aquí en el año 1995) fue detenido en Viena por la Gestapo. Sobrevivió varios años en Dachau. Tras su regreso a Suiza, fue vigilado por el servicio de inteligencia. Claude Richard Loever fue detenido en 1944 en Francia por participar en la resistencia. Fue deportado a los 18 años al campo de Mittelbau-Dora. Murió en 1945, durante el bombardeo del campo de Buchenwald. Todas las fotos: Archivo Laurent Favre, Dorénaz. Tomado de: «Die Schweizer KZ-Häftlinge», 2019, © NZZ Libro
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