Panorama Suizo 2/2020
20 Panorama Suizo / Abril de 2020 / Nº2 Reportaje que declara dedicarse, entre otras co- sas, al cuidado de los gatos de los do- centes japoneses. El Director de la SHMS, el portugués Virgilio Santos, es padre de gemelas que asisten a la escuela del pueblo y hablan con acento local. A esta comunidadmixta hay que sumar los inmigrantes pro- cedentes del sur de Europa. Este mundo en suspensión entre el cielo y la llanura parece disfrutar de una vida apacible, protegida del ruido y de las tentaciones de la ciudad, pero también de la riqueza ostentosa. A nuestra llegada, un lunes fuera de temporada, la estación parecía estar en plena hibernación. Arriba, los in- muebles son altos y espaciosos. Abajo, el pueblo es denso y con casas de poca altura. “La inmigración es de buena calidad y no tenemos tensiones”, re- sume el presidente del concejo muni- cipal, Serge Pfister, que da clases en Lausana. El clima de Leysin, conside- rado sano, al parecer apacigua la vida política. Las sesiones del concejo mu- nicipal se desarrollan de manera con- sensuada, refiere Jean-Daniel Cham- pagnac, un residente oriundo de la vecina Francia. El derecho a voto de los extranjeros En un municipio en el que los resi- dentes extranjeros tienen derecho a votar —después de diez años de resi- dencia—, el concejomunicipal reúne Antaño un sanatorio para pacientes con tuberculosis, ahora un colegio para la clase alta: la “Leysin American School”. Foto Niels Ackermann Leysin, el pueblo que uno jamás abandona “Un pueblo como Leysin no lo hay en ninguna otra parte”: ésta es una frase que se escucha con frecuencia en Leysin. A los residentes les cuesta concretar las razones que explican el atractivo de esta estación alpina. El artista local Nicolas Vaudroz, al que le encanta pasear solo por la nieve, cuenta que este sitio ofrece lugares “que llegan al corazón y en los que sienta bien meditar”. Por su parte, John Southworth, Director del colegio japonés, elogia la seguridad del lugar. A Virgilio Santos, de la SMHS, en cambio, le encanta la calma absoluta que encuentra en su casa. Christoph Ott aprecia la cercanía de la naturaleza y la posibilidad de dejar que sus hijos anden libremente por el pueblo con total seguridad. “El secreto de todo eso”, estima Erica André, “consiste en que los suizos de por aquí han viajado mucho, y esto crea un ambiente de apertura”. A ello han contribuido los jipis, los alpinistas y los mochileros que, en los años 1960 y 1970, solían encontrarse en un albergue que luego se convirtió en lugar de culto a escala mundial: el Club Vagabond. a elegidos cuyo francés a veces se mezcla con un acento foráneo. ¿Ha cambiado algo en la vida municipal esta presencia cosmopolita? “Es difí- cil de decir”, admite el presidente del concejo, que asumió su cargo en 2018. Marc-Henri André, un vecino oriundo de Leysin, hubiese preferido que el voto siguiese siendo un dere- cho reservado a los suizos; sin em- bargo, este arquitecto considera que el voto de los extranjeros no ha te- nido impacto sobre la política local. “Leysin está constituido por pequeñas comunidades que conviven sin que ninguna llegue a ser mayoría. Los suizos por sí solos no son mayoría y por eso bajan un poco la voz. Es así como esto funciona entre la gente.” Mapa reproducido con el per miso de swisstopo (BA200029)
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