Panorama Suizo 3/2020
Panorama Suizo / Junio de 2020 / Nº3 11 conflicto que lo enfrentó con su casa discográfica Barclay. La guerra entre el gigante Universal y este artista in- dependiente por naturaleza se desató en 2012, impidiendo a Stephan Eicher trabajar con normalidad durante seis años. Como lo explicó a la prensa, Ei- cher reaccionó primero con rabia, preparando para su casa discográfica un disco compuesto de canciones lo suficientemente cortas para que los internautas pudieran descargarlas gratuitamente… Y luego volvió a su rol de artista, hablando con su público en lugar de buscar venganza. Renace el artista en 2019, con dos discos De este renacimiento salieron en 2019 dos discos completamente opuestos. En “ Hüh! ”, Stephan Eicher retomó y adaptó títulos de su reper- torio, acompañándolos por la banda bernesa “Traktorkestar”. Ochomeses más tarde, el trovador europeo sacó un álbum suave e íntimo: “ Homeless Songs ”. En Lucerna se pudieron escu- char algunas canciones de estos dos álbumes, en una noche en la que Ei- cher se divirtió haciendo el papel de director de orquesta, cediendo la pa- labra y el micrófono a artistas de orí- genes, regiones y edades diferentes. El Maestro hizo subir al escenario a invitados de su mundo, empezando por Sophie Hunger. La cantante suiza, con un vestido de strass y en tono alto, ofreció, sola al piano, una de las ac- tuaciones más lindas de la noche. Luego le tocó a Tinu Heiniger hacer un despliegue de su talento de cuen- tista, evocando en dialecto bernés la belleza sonora de los nombres de las montañas suizas. Otros invitados de esa noche de gala fueron dos escritores: el suizo Martin Suter y el francés Philippe Stephan Eicher en cinco canciones “Eisbär” (1981): Esta canción ultraminimalista, con sus palabras repetitivas y sus fríos bucles sonoros, puede hacer pensar en una broma estudiantil. Pero en 1981, “Eisbär” fue todo un éxito en Alemania. El grupo Grauzone se disolvería poco después. “Les chansons bleues” (1983/2019): “Le monde entier est toujours là, demain de beau matin je fermerai ma porte, j’irai par les chemins” [“El mundo entero está todavía ahí, mañana temprano cerraré mi puerta, me iré por los caminos”]. Más que cantar, Stephan Eicher susurra, pero la melodía es embriagadora. En 2019, el rockero retomó esta canción en “Hüh!”. Acompañada con instrumentos de metal, esta segunda versión hace que “Les chansons bleues” ganen en profundidad. “Tu ne me dois rien” (1991): Una voz solitaria sobre un fondo de punteos primero, luego sostenida por un batiburrillo de guitarras. La canción es espléndida. Forma parte del disco “Engelberg”, en el que la mayoría de los textos están firmados por Philippe Djian. “Des hauts et des bas” (1993): “La pluie venait du nord, le vent passait sous ma porte” [“La lluvia venía del norte, el viento entraba por debajo de mi puerta”]. Así comienza esta famosa canción, sostenida por una guitarra saturada. Luego cede espacio a uno de esos estribillos que se repiten una y otra vez bajo una tormenta de guitarras y baterías, lo que se ha convertido en la seña de identidad del músico. “Gang nid eso” (2019): “Wede ga muesch so gang, aber gang nid eso, ds Läbe isch zchurz, für so zga…” [“Si tienes que irte vete, pero no te vayas así, la vida es demasiado corta para irse así…”]. Violines, piano, guitarra: tal es el fondo sencillo en el que se desarrolla esta hermosa balada, cuya letra se debe a la pluma de Martin Suter. Djian. Este dúo literario escribe, cada uno en su lengua, textos a los que Stephan Eicher pone música. Con su traje de color azul petróleo, Suter leyó un texto de su pluma, haciendo reír al público con el relato de una noche de copas y monopoly en compañía de Ei- cher. Djian, por su parte, que lleva tra- bajando para Stephan desde 1989, contó cómo su amigo le llama a veces en plena noche para hacerle escuchar una melodía. Al igual que para Mon- taigne, para el compositor suizo la amistad es uno de sus temas predilec- tos. Siendo niño, descubrió la música en el sótano de su padre, en compañía de sus dos hermanos Martin y Erich. Stephan ve en este arte unmédiumca- paz de unir a la gente. Por ello, cada do- mingo, en Aigues-Mortes, propone a los habitantes de esta ciudad reunirse para cantar. “En esosmomentos, quie- nes adoran a la rubia [la diputada de extrema derecha Marine Le Pen, n.d.l.r.] y quienes la detestan pueden estar reunidos”, explicó el trovador europeo. En “ Unerhört Jenisch ”, un docu- mental consagrado a la música yeni- che tal como se canta en los Grisones, descubrimos a los ancestros de la fa- milia Eicher. Esta historia, que fue ocultada a Stephan y sus hermanos, resultó trágica. Su bisabuela fue apar- tada de su familia e internada en una institución, como sucedió con mu- chos hijos de familias yeniches. “Es- tas cosas sólo pueden cantarse, no contarse”, comenta Stephan Eicher; y también se prestan para organizar una jam-session en su casa de la Ca- marga, junto con dos grisones de ori- gen yeniche. De hecho, Stephan Ei- cher es una clase de gitano, aunque no tenga la impresión “de tener esa mú- sica dentro de sí”, como los yeniches del documental.
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