Panorama Suizo 3/2020
Panorama Suizo / Junio de 2020 / Nº3 14 Política pregunta sólo podrá darse tras una evaluaciónminuciosa de los “Cryptoleaks”. ¿Deberá revisarse también la histo- ria de Suiza? Esta es una pregunta de candente actualidad en nuestro país, pues a raíz de estas revelaciones cabe pre- guntarse qué tanto sabían las autoridades suizas de los hechos, si el Estado suizo conocía las actividades de los servicios secretos extranjeros en su territorio y si las en- cubría. “Un programa que superó las más altas expectativas” ¿Cuánto éxito —o qué consecuencias— tuvieron las activi- dades de espionaje que llevaron a cabo la CIA y el BND con la tecnologíamanipulada de Crypto AG? Lo que es un éxito para los espías es siempre un fracaso para los espiados: la conclusión depende siempre del punto de vista que se adopte. Según las fuentes que se hicieron públicas, se trató para la CIA “del proyecto de espionaje más extenso y pro- ductivo después la Segunda GuerraMundial”. Así, pudo des- codificarse del 80 al 90 por ciento de la correspondencia se- creta de Irán. Según la fuente de la CIA, “el programa superó las más altas expectativas de sus creadores”. Estas escuchas permitieron a Estados Unidos influen- ciar a su favor los resultados de casi todos los grandes con- flictos. Un ejemplo: según las fuentes actuales, el golpe mi- litar en Chile (1973) fue apoyado por Estados Unidos sobre la base de las escuchas. Al mismo tiempo, la CIA y el BND descodificaron losmensajes de la juntamilitar que tomó el poder en aquel entonces, por lo que conocían perfecta- mente los métodos de persecución y tortura que costaron la vida a 30 000 opositores al régimen. Las primeras respuestas a una larga serie de interrogantes Si bien las revelaciones sobre la empresa Crypto AG generan mucha polémica, no se puede llegar todavía a conclusiones definitivas. Sin embargo, las grandes preguntas que plantea este caso de- jan entrever su trascendencia para Suiza: ¿Por qué usaron la CIA y el BND la protec- ción discreta de una empresa suiza? La empresa fue fundada en 1952 por el criptólogo sueco Boris Hagelin, quien eligió deliberadamen- te a Suiza como sede. La fuente de la CIA hace referencia al motivo de Hagelin: “Cuando se tra- bajaba en un ámbito tan delicado como la cripto- grafía, era preferible buscar la protección de un país neutral, con menos escrúpulos morales”. Ha- gelin vendió su empresa en 1970 a otra empresa tras la que se ocultaban la CIA y el BND. Los que espiaban eran la CIA y el BND. ¿Por qué se percibe el caso en Suiza como un escándalo nacional? Desde la perspectiva suiza, el asunto clave es de- terminar qué tanto sabían las autoridades suizas acerca de las intenciones, el procedimiento y el alcance de las actividades de espionaje y si tole- raban o, incluso, propiciaban la actuación de am- bos servicios secretos. Algunos empleados suizos sospecharon que potencias extranjeras intervenían su tecnología. Por eso, dieron aviso a la justi- cia suiza. ¿Qué ocurrió después? Está comprobado que un empleado de Crypto AG comunicó a mediados de la década de 1970 a las autoridades que los equipos vendidos “habían sido equipados con generadores de claves mani- pulados, que permitían a los servicios de escucha de la RFA y EE.UU . descifrar los mensajes”, según consta en un fichero del Archivo Federal, con fe- cha de 24 de julio de 1977. Lo vergonzoso es que las actas correspondientes a ese fichero han des- aparecido parcialmente. La Policía Federal llevó a cabo una investiga- ción al respecto, pero sin éxito. Algunos testigos de la época afirman hoy en día que los interroga- torios realizados entonces por la Policía Federal sólo se hicieron “pro forma”. ¿No es todo este asunto una simple remi- niscencia de los tiempos de la Guerra Fría? Es cierto que las primeras acusaciones se hicie- ron a mediados de los años 1970. También que un antiguo empleado de Crypto, Hans Bühler, acusó abiertamente a la empresa de cooperar con servicios secretos extranjeros –Bühler pasó nueve meses en un calabozo iraní por sospe- chas de espionaje y publicó sus acusaciones en 1994, en el libro “Verschlüsselt” (Cifrado)–. Pero hasta ahora ha salido a la luz todo el al- cance del caso, pues antes no se disponía de las pruebas proporcionadas por las fuentes de la CIA. Además, el espionaje continuó hasta 2018, mucho después de la Guerra Fría. El BND se retiró en 1993, a raíz de la reunificación ale- mana. De acuerdo con lo que sabemos hoy, ¿qué tan enterado estaba el Consejo Federal de estas actividades de espionaje? Esta es una pregunta clave. Todavía no está claro en qué medida los consejeros federales estaban informados del espionaje. En los documentos de la CIA, se menciona que el ex Consejero Federal Kaspar Villiger (PLR) estaba enterado del asunto. Villiger, ahora de 79 años, desmiente categóricamente haber conocido detalles. ¿Por qué es tan importante la pregunta de si el Consejo Federal sabía de este asunto? Si se demuestra que el Consejo Federal, o algu- nos de sus miembros, conocían las actividades de espionaje, surgen otras preguntas serias: ¿toleró el Consejo Federal el espionaje de la CIA? ¿O lo encubrió? ¿Aceptó usar la neutrali- dad suiza como señuelo? Y si Suiza conoció, to- leró o encubrió esto, ¿cómo se justifica el es- pionaje de países en guerra cuando se pretende llevar a cabo una política de neutralidad? ¿Cómo están reaccionando el Consejo Fede- ral y el Parlamento ante este caso? La Presidenta Federal, Simonetta Sommaruga, dijo desde un principio que el Gobierno Federal recopilará todos los hechos y que está a favor de una investigación. La Ministra de Defensa, Viola Amherd, confirmó además que obran en poder de su departamento actas que permiten deducir que El representante de Crypto AG, Hans Bühler, fotografiado aquí en 1993 al salir de su cautiverio en Irán, sospecharía más tarde que su empresa colaboraba con servicios secretos extranjeros. Foto Keystone
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