Panorama Suizo 3/2020
Panorama Suizo / Junio de 2020 / Nº3 15 su antecesor, Kaspar Villiger, sabía del asunto. Las investigaciones están ahora a cargo de la Delegación de Control de la Asamblea Federal. Este organismo quiere averiguar lo que sabía Suiza sobre el espionaje y si el servicio secreto suizo se benefició también de él. ¿En qué medida pone en peligro “Cryptoleaks” el papel actual de Suiza? Suiza desempeña un papel de mediador en mu- chos conflictos, ofreciendo sus “buenos servicios” en regiones del mundo que experimentan graves tensiones. Así, actualmente actúa como “cartero” entre EE.UU . e Irán. Suiza sólo puede asumir este papel diplomático si está intacta su credibilidad como Estado neutral. Y es precisamente esa cre- dibilidad la que está en juego. Obsérvese: sobre todo Irán fue espiado intensamente mediante la tecnología Swiss made manipulada, vendida por el representante de Crypto, Hans Bühler. Los espías fueron EE. UU. y la RFA. ¿Por qué se ha perjudicado la reputación de Suiza? En qué medida se ha perjudicado la percepción de Suiza desde el exterior está aún por verse. La percepción propia de Suiza, en cambio, sí ha sufrido daños. Se ha dañado su imagen de país neutral, tan importante para muchos suizos. “Cryptoleaks” tiene el potencial de convertir la neutralidad suiza en una burda farsa (véase también el comentario de nuestro invitado, en la página 15). Credibilidad, confianza, autoimagen: éstos son factores blandos . ¿Se han perjudicado también intereses económicos concretos? Suiza tiene un sector tecnológico en auge, que depende también de la credibilidad de la marca “Swiss made” . Además, Suiza se presenta como “ubicación digital limpia” y promueve una inicia- tiva internacional en el ámbito ético. “Crypto- leaks” resulta muy desfavorable en este contexto. Para mayores detalles puede consultarse: Documental de la radiotelevisión suiza SRF sobre el caso: ogy.de/crypto Hans Bühler / Res Strehle: “Verschlüsselt: Der Fall Hans Bühler” (Cifrado: el caso Hans Bühler), nueva edición 2020, Wird & Weber-Verlag, ISBN 978-3-03922-044-1. COMENTARIO DE NUESTRO INVITADO PATRICK FEUZ* Una empresa de Zug resulta ser el centro neurálgico de una gigantesca operación de espionaje. Desde princi- pios de los años 70, la CIA y el servi- cio secreto alemán espiaron a los go- biernos de más de cien países mediante máquinas de cifrado mani- puladas, hechas en Suiza. EE. UU. pro- bablemente continuó con sus activi- dades de espionaje hasta hace poco. Entre los espiados figuran distin- tos generales argentinos durante la guerra de las Malvinas, así como la Guardia Revolucionaria Iraní du- rante la ocupación de la embajada es- tadounidense en Teherán. Los prota- gonistas afirman haber evitado mucho sufrimiento con estas activi- dades de espionaje, que duraron me- dio siglo. Pero también es posible que lo hayan causado. De cualquier forma, esta revelación es dolorosa, pues demuestra que la neu- tralidad, ese valor sagrado para los suizos hasta hoy, es a menudo hipó- crita. Los servicios secretos estadou- nidenses y alemanes se beneficiaron directamente de nuestra neutralidad y de la reputación tecnológica de Suiza. Esos eran, después de todo, los moti- vos por los que tantos países compra- ban nuestros codificadores. Los funcionarios locales –desde los servicios secretos y las fuerzas arma- das hasta la justicia y el sector político– tienen que haber sabido, o al menos in- tuido, que existía esta manipulación. Durante la Guerra Fría, Suiza se en- contraba de hecho en el bloque occi- dental. El servicio secreto suizo traba- jaba en estrecha colaboración con los estadounidenses y hasta la fecha de- pende de su ayuda. Por eso se cerraron y se siguen cerrando los ojos También se podría decir que la neu- tralidad era y sigue siendo, en parte, un simple elemento folclórico. En sentido estricto, la neutralidad sólo prohíbe a Suiza participar en una alianza militar. Pero hasta ahora si- gue siendo para los suizos casi una ra- zón de ser, que podría formularse como sigue: tratamos a todos por igual y nos mantenemos callados. Los políticos y los militares engañan así al pueblo, y éste se deja engañar con agrado, más aún si esto favorece los buenos negocios. Pero al menos en el caso de los co- dificadores manipulados, Suiza ahora paga el precio –político y económico– de su flexibilidad. La demanda, tanto de los servicios de los diplomáticos suizos, como de nuestros productos de alta tecnología, podría decaer a consecuencia de la falta de confianza en la independencia de nuestro país. *PATRICK FEUZ ES PERIODISTA, HISTORIADOR, AUTOR DE VARIOS LIBROS DE DIVULGACIÓN Y, DESDE 2015, REDACTOR JEFE DEL DIARIO BERNÉS “DER BUND” La neutralidad suiza, ese gran engaño
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