Panorama Suizo 3/2020

Panorama Suizo / Junio de 2020 / Nº3 16 Literatura alemán y esperaba encontrar a sus lectores en el área germa- nófona. En realidad, hubiera querido ser marino, pero tuvo que desistir de ello debido a una discapacidad física. Sin em- bargo, aprovechaba sus largas vacaciones para navegar por los mares. Tras un largo periplo que lo condujo hasta Chile, sintió tanto amor por la navegación que sus amigos lo apo- daron “el diablo del mar” [“ Seeteufel ”: palabra que designa al rape, pero cuya traducción literal es “diablo demar”]. Los mejores frutos de sus viajes fueron sus novelas, con impre- sionantes descripciones del mar y de lanavegación. Se inspiraba en las travesías solitarias que solía reali- zar en pequeños buques de carga, para recrear historias dramáticas. Desinterés del público alemán Hasta mediados de los años 1930, sus novelas fueron apreciadas so- bre todo por el público alemán. Pero tras la llegada al poder de Hit- ler, perdió a su influyente editorial berlinesa, así como a sus lectores. Es difícil saber en qué medida in- fluyó en la pérdida de su editorial alemana el hecho de que estuviera casado con una judía y, por lo tanto, fuera uno de los autores censura- dos por las leyes alemanas de “pro- tección racial”. Como quiera que haya sido, cuando Henri Le- gras-Herm falleció el 1. o de no- viembre de 1948 a los 66 años en Friburgo, ya casi nadie lo recor- daba como autor. No pudo ni si- quiera encontrar una editorial para su última obra “ Als die Nor- mandie noch ein Museum war ” [“Cuando la Normandía todavía era un museo”], a pesar de que él mismo la consideraba su testa- mento literario. CHARLES LINSMAYER ES FILÓLOGO ESPECIALI- ZADO EN LITERATURA Y PERIODISTA EN ZÚRICH. CHARLES LINSMAYER El hijo de un armador francés se enamora de la literatura y lamúsica alemanas y se casa con una alemana. Cuando em- pieza la Primera Guerra Mundial, ve horrorizado como las catedrales, símbolos de unión de la cultura cristiana euro- pea, se derrumban bajo el embate del odio. Para salvar a Francia y liberar a Alemania de la arrogancia de los Junkers, se enrola para luchar en las trincheras francesas. Después de la guerra y ya convertido en armador, pone sus barcos al servicio de la reconciliación de los pueblos. Marineros, aventureros y rebeldes Estos hechos se relatan en la novela “ Dome im Feuer ” [“Ca- tedrales en llamas”], publicada en 1926 por la editorial ber- linesa Grote Verlag. Al leerla se nota que su autor es de len- gua materna francesa. Dice llamarse Heinrich Herm y, según afirma el texto de la portada, vive en Suiza. A esta primera novela le siguen siete más, cuya trama se desarro- lla por todo el mundo, menos en Suiza. “ DämonMeer ” [“Mar demoníaco”] (1927) y “ Moira ” (1932) son emocionantes novelas náuticas. “ Begegnung imUrwald ” [“Encuentro en la selva”] (1934) nos conduce a un mundo más allá de la civilización, “ Die Trikolore ” [“El tricolor”] (1937) nos hace retroceder un siglo y medio hasta la Revo- lución Francesa. En “ Die Dämonen des Djemaa el Fnaa ” [“Los demonios de Djemaa el Fnaa”] (1943) y “ Kapitän Hagedorns Fahrt ins Licht ” [“El viaje del capitánHagedorn hacia la luz”] (1944) aparece de nuevo el mar. Sólo una vez, en la novela policíaca “ Die Mitgift ” [“La dote”] (1941), Herm contrapone a la fascinación del mar un caso judicial que relata de forma magistral: esto no es una coincidencia, pues detrás del seu- dónimo Heinrich Herm se oculta un profesor universita- rio de Derecho Romano e Historia del Derecho. Un profesor de derecho amante de los viajes El nombre real de Heinrich Herm era Henri Legras, nacido en 1882 en Rouen, Francia. Cursó sus estudios en Rennes, Caen y París y trabajó desde 1912 como profesor en la Uni- versidad de Friburgo (CH). Se casó con la ciudadana ale- mana Gertrud Schlesinger y obtuvo el derecho de ciudada- nía en Portalban, a orillas del lago de Neuchâtel. Al igual que el protagonista de su primera novela, Herm fue amante de la cultura germánica; empezó a escribir en Sus amigos lo llamaban “el diablo del mar” Las novelas del jurista Heinrich Herm, llenas de espíritu aventurero, ampliaron el horizonte de la literatura suiza de antes de la guerra, aferrada a su patriotismo. “Afuera, los faros eléctricos de una alta grúa iban y venían a un ritmo imperturbable. Se estaba cargando un carguero de mena. Cuando la dura pared de la noche se estaba convirtiendo poco a poco en polvo gris, una chimenea negra se deslizó por detrás de las ramas sin hojas: hundido hasta la línea de flotación como un alma que carga todo el peso de sus malas acciones, el buque abandonó el canal de salida del puerto para enfrentar la tormenta del Mar del Norte, rumbo a su destino. A pesar de su peso y de la tormenta de invierno, avanzaba sin hundirse”. (tomado de “Die Mitgift” (La dote), Francke-Verlag, Berna, 1941, agotado)

RkJQdWJsaXNoZXIy MjYwNzMx