Panorama Suizo 6/2020
Panorama Suizo / Noviembre de 2020 / Nº6 13 MIREILLE GUGGENBÜHLER La cima del Stockhorn, en el Oberland bernés, se levanta a 2 190metros sobre el nivel del mar. Esta montaña, la más elevada de los Prealpes, atrae no sólo a excursionistas, escaladores y parapen- tistas, sino también, durante el in- vierno, a quienes gustan de las raque- tas de nieve. Además, dentro de poco podría hacerse realidad el sueño de Al- fred Schwarz, antiguo gerente del te- leférico del Stockhorn: que aquí tam- bién puedan avistarse íbices. Y es que la asociación “Amigos del Stockhorn” y la de guardabosques del cantón de Berna tienen previsto reintroducir este imponente animal. “Queremos que el íbice regrese a su antiguo terri- torio”, dice Alfred Schwarz. Es verdad que hasta hace unos dos- cientos años vivían íbices en el Stoc- khorn. Desde la Edad Media, este ele- gante y fuerte escalador era símbolo de una robusta salud. Por eso era ad- mirado… y también codiciado: a prác- ticamente cada parte de su cuerpo se le atribuían poderes curativos, por lo que este animal servía para elaborar numerosas medicinas. Y debido a que su carne también era muy apreciada, su caza era especialmente lucrativa. La caza intensiva, la tala acelerada de los bosques aunada a la expansión de los pastizales para ganado a cada vezmayor altura, significaron un reto insuperable para el “rey de los Alpes” que, al igual que otras muchas espe- cies, terminó desapareciendo de los Alpes suizos: en 1804 se cazó en el Va- lais el último íbice. Algunos especíme- nes sobrevivieron al otro lado de la frontera, en el norte de Italia. Estos animales estuvieron desde ese mo- mento bajo la protección del entonces rey de Italia, Víctor Manuel II, quien creó un cuerpo especial de guardabos- ques para asegurar su resguardo. En Suiza, en cambio, a quien más le preocupaba el destino del íbice era a la ciudadanía. Porque si bien la ley de caza de 1875 había sentado las bases para su reintroducción, los políticos casi no tomaron medidas concretas para darle cumplimiento. Al fin y al cabo fueron particulares los que toma- ron cartas en el asunto, primero en el cantón de SanGalo, y poco después en los Grisones. Paradójicamente, fueron cazado- res furtivos los que desempeñaron un papel clave en este asunto. Ellos, que habían diezmado la población de íbi- ces a pesar de la prohibición de cazar- los, llevaron ilegalmente los primeros cabritos de Italia a Suiza por encargo de un hotelero. “Por un animal se pa- gaban hasta 1 000 francos, que equi- valdrían actualmente al valor de un automóvil de categoría media”, co- menta Hans Lozza, portavoz del Par- que Nacional Suizo, en el cantón de los Grisones. El íbice en las montañas y en el escudo Pero ¿cuál fue la motivación para reintroducir este animal que había sido exterminado? Los motivos fue- ron esencialmente de tipo emocional, asegura Hans Lozza. “Se trataba de re- parar el exterminio”. También in- fluyó el turismo, “especialmente en el cantón de los Grisones, en cuyo es- cudo figura el íbice”. La protección del entorno jugó un papel secundario, ya que “los conocimientos ecológicos eran entonces bastante limitados”. En la actualidad, el Parque Nacio- nal Suizo alberga casi 300 íbices. Pero incluso fuera de esta área protegida, la población de íbices ha ido en cons- tante aumento desde su reintroduc- ción oficial, en 1920. El año pasado se contabilizaron en toda Suiza casi 18 500 animales, que forman distin- tas colonias en los cantones monta- ñosos. Polémica en torno a su expansión El íbice es uno de los numerosos ani- males que fueron exterminados en Suiza y que han retornado durante los últimos decenios, ya sea por cuenta propia o con la ayuda del hombre. Losmás conocidos y contro- vertidos son el lobo y el escurridizo oso. Estos han regresado “por su pro- pio pie”. En cambio, el castor, el lince y el íbice han sido reintroducidos por el hombre. Mientras que el íbice al principio regresó a Suiza de forma ile- Una impresionante caravana en Val dal Spöl (GR), cargando pesa- das cajas hasta el Parque Nacio- nal Suizo, en el marco del progra- ma de reintroducción del íbice en los Alpes suizos (1920). Foto PNS / foto de archivo 1923 Una hembra con su cabrito, en el Parque Nacional Suizo: para huir del calor, los íbi- ces deben subir a al- turas cada vez mayo- res. Foto Hans Lozza
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