Panorama Suizo 1/2021
Panorama Suizo / Febrero de 2021 / Nº1 4 Tema Clave SUSANNE WENGER El día en que las mujeres suizas conquistaron la plenitud de sus derechos ciudadanos fue el 7 de febrero de 1971, cuando, a raíz de una histórica votación, lograron el dere- cho al sufragio activo y pasivo a nivel federal. Esto significa que desde entonces las mujeres suizas pueden participar en las votaciones y elecciones, presen- tar su candidatura al Parlamento y firmar iniciativas po- pulares y referendos. Esto lo decidieron los hombres, pues en aquel entonces eran los únicos que gozaban de la pleni- tud de sus derechos políticos: las mujeres estaban exclui- das del derecho de voto y de elegibilidad, un derecho que existía desde la fundación de la Confederación, en 1848. Todavía en 1959, los hombres suizos habían resuelto por mayoría conservar este privilegio, al oponerse al sufragio femenino con casi el 70%de los votos a nivel federal. Sin em- bargo, doce años más tarde esta postura se había vuelto in- sostenible. “Hoy no hemos venido a pedir, sino a exigir”, proclamó en una gran manifestación en la Plaza Federal Emilie Lieberherr, futura Consejera de los Estados por Zú- rich. Dos de cada tres hombres votaron a favor de este cam- bio. Y en otoño de 1971 se celebraron las primeras eleccio- nes nacionales con participación femenina, a raíz de las cuales once Consejeras Nacionales y una Consejera de los Estados fueron “elegidas con los debidos honores”, como lo anunció el noticiario cinematográfico. Recuerdos de una pionera Dos de estas pioneras siguen con vida: Gabrielle Nanchen, del cantón del Valais, y Hanna Sahlfeld-Singer, del cantón de San Galo, ambas del Partido Socialista. Hanna Sahlfeld vive actualmente enAlemania, el país de su esposo. Cuando fue elegida al Consejo Nacional, Hanna Sahlfeld, teóloga, tenía 28 años de edad y era madre de un niño de un año. “El primer día en el Palacio Federal fue emocionante”, nos cuenta Hanna Sahlfeld, que tiene ahora 77 años. Cuando se disponía a ingresar en el Palacio Federal de Berna, la en- viaron primero a la entrada de visitantes: una anécdota que hoy por hoy la hace sonreír, pero que constituye una clara muestra de los obstáculos que tuvo que superar. Mujer, pastora protestante, con ambiciones políticas, madre trabajadora y, además, casada con un extranjero: “Para mucha gente, esto era demasiado”, constata Sahlfeld. En los discursos que había pronunciado en 1970 con mo- tivo de la fiesta nacional, había abogado por el sufragio fe- menino, lo que suscitó enérgicas reacciones. Sin embargo, no fue ella la que se llevó las críticas: “Todos sabían que no cambiaría de opinión”. Los golpes los tuvo que aguantar su esposo, también pastor; pero él nunca dejó de apoyarla. Obligada a desistir de su profesión Hanna y Rolf Sahlfeld deseaban compartir las tareas den- tro y fuera del hogar: un modelo familiar poco convencio- nal en aquel entonces. No obstante, estamujer procedente de una familia obrera se vio obligada a renunciar a su pa- rroquia para poder sesionar en el Consejo Nacional. Así lo exigía una antigua ley, vestigio de una pugna ancestral en- tre la Iglesia y el Estado y dirigida en contra de los sacerdo- tes católicos: “Durante cien años nadie se imaginó que pu- diera aplicarse a una mujer joven”. Para poder ejercer sus responsabilidades políticas, Hanna Sahlfeld asumió las ta- reas de voluntariado que, tradicionalmente, incumben a la esposa de un pastor. En el Consejo Nacional luchó, entre otras cosas, por unamejor protección social de lasmujeres y por la reducción del límite de velocidad en las carreteras. Sahlfeld logró un éxito indirecto fuera del Consejo Na- cional por el simple hecho de que las mujeres ya tenían re- presentación en este recinto. En 1972 dio a luz por segunda vez, hecho totalmente inédito para una Consejera Nacio- nal en activo. Los medios de comunicación se apoderaron El derecho al voto de la mujer en Suiza: un retraso del todo deliberado En 1971, apenas hace cincuenta años, las mujeres suizas obtuvieron el derecho al voto, tras un siglo de lucha. Una de las primeras parlamentarias que ocupó un escaño en el Palacio Federal fue Hanna Sahl- feld-Singer: “Siempre se necesitó mucha voluntad”, recuerda esta suiza que ahora vive en el extranjero.
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