Panorama Suizo 3/2021

Panorama Suizo / Junio de 2021 / Nº3 18 Ciencia tenció Leo Müller, Consejero Nacional del Centro por Lu- cerna. En tiempos de crisis, añadió, se necesita una comunicación clara, regida también por normas claras. Libertad de expresión para investigadores En cambio, el PSS, los Verdes, Verdes Liberales y parte de las fuerzas conservadoras defendieron la libertad de expresión de los investigadores. La bernesa Regula Rytz, de los Ver- des, denunció un “intento de acallar a la ciencia portadora de malas noticias”: una democracia ilustrada y liberal, de- claró, pierde toda credibilidad si mete en cintura a la cien- cia. También los medios hablaron de un “escándalo”. Limi- tar la libertad de expresión de la ciencia es perjudicial para la sociedad, escribió el Neue Zürcher Zeitung : es indispensa- ble que los investigadores hagan públicas sus recomenda- ciones para que los ciudadanos puedan formarse una opi- nión propia y evalúen las decisiones del sector político. El grupo de trabajo, por su parte, se mantuvo en la reta- guardia durante la polémica. Su Director, Martin Acker- mann, Profesor de microbiología de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, ya había descollado por su serena obje- tividad. El grupo, resaltó Ackermann, no dice al sector po- lítico lo que debe hacer, sino que le presenta varias opcio- nes de actuación “de las que sabemos que son efectivas para evitar infecciones”. Añadió que las informaciones y decla- raciones del grupo también ayudan a orientar a cantones, asociaciones, empresas y población. Sobre la acusación de alarmismo, Ackermann comentó que la finalidad de los es- cenarios presentados es evitar que se vuelvan realidad. Un discurso con escaso eco Aunque a fin de cuentas no se les puso a los asesores nin- guna “mordaza”, su discurso tuvo escaso eco: a pesar de sus análisis que aconsejaban prudencia, el Consejo Federal anunció en abril importantes medidas de relajamiento. Y el debate en torno al grado de intervención de la ciencia en la política continúa, no solo a propósito de la pandemia, sino también del cambio climático y otros temasmedioambien- tales. Por ejemplo, antes de la votación actual sobre la ini- ciativa del agua potable surgieron discrepancias entre el Consejo Federal y los investigadores de la EPF, quienes re- calcaron la problemática de los pesticidas. “Una política que busque soluciones debe tener en cuenta los datos científi- cos”, opina Servan Grüninger, bioestadístico de la Univer- sidad de Zúrich y Presidente de “Reatch”, una organización que se empeña en acercar la ciencia, la política y la sociedad. Sin embargo, para que esta colaboración prospere, tanto la ciencia como la política aún tienen mucho que aprender. Muchos investigadores son legos en política y sus con- cepciones en este ámbito son poco realistas, afirma Grü- ninger, miembro del PDC: “Creen que sus hallazgos produ- cen automáticamente la política más adecuada”. Muchos no tienen conciencia—omuy poca—de que para tomar de- cisiones políticas no solo debe tenerse en cuenta la eviden- cia científica, sino también los aspectos económicos o so- ciales. Muchas veces tampoco saben cómo hacerse escuchar con eficacia por el sector político. Los políticos, por su parte, suelen considerar las declaraciones de los científicos sobre temas políticos como muestras de arrogancia o injerencia. Solo escuchan a la ciencia mientras corrobore su propio punto de vista. Diálogo en vez de mordaza Actualmente, un proyecto denominado “Franxini” pre- tende fomentar la comprensión mutua. Fue iniciado con- juntamente por investigadores y políticos de todas las ten- dencias, como respuesta a la controversia suscitada por el decreto “mordaza” en torno a la ley Covid-19. El proyecto lleva este nombre en honor a Stefano Franscini, hijo de cam- pesinos tesineses de escasos recursos, quien se dio cuenta muy joven de la capital importancia de la educación. Este liberal, elegido en 1848 al Consejo Federal, fundó la actual Escuela Politécnica Federal de Zúrich y puso los cimientos de lo que sería la Oficina Federal de Estadística. El objetivo del proyecto Franxini es formar a los investigadores para la política, afirma Servan Grüninger, cuya organización “Reatch” está detrás de la iniciativa. Por ejemplo, los cientí- ficos deberán familiarizarse con el sistema político suizo a través de cursos intensivos. ¿Servirá esto de algo? Al parecer, el proyecto ya dio re- sultado en el caso del epidemiólogo ginebrino Marcel Sala- thé, quien el año pasado criticó duramente al sector polí- tico y abandonó el grupo de trabajo. Ahora apoya el proyecto Franxini y estudia el manual de 900 páginas sobre la polí- tica suiza. “Lee el malditomanual del usuario”, escribió en Twitter con un guiño. El presente artículo refleja la situación a fecha del 1. o de mayo de 2021.Página web del grupo de trabajo científico suizo Covid-19: www.sciencetaskforce.ch Para la Consejera Na- cional Regula Rytz, se trata de “un intento de acallar a la ciencia portadora de malas no- ticias”. Para el bioestadístico Servan Grüninger, “mu- chos investigadores creen que sus hallazgos producen automática- mente la política más adecuada”. Para el Consejero Na- cional Leo Müller, “las declaraciones contra- dictorias de este equi- po han contribuido más a inquietar a la pobla- ción que a ayudarla”.

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