Panorama Suizo 5/2021

Panorama Suizo / Octubre de 2021 / Nº5 13 menta el sociólogo valesano Gabriel Bender, quien evoca una protesta de Rappaz en la cárcel cuando, al ver que sus compañeros no recibían fruta su- ficiente, denunció: “Estamos privados del derecho a la libertad, mas no del derecho al postre.” “Muchas veces está que echa humo, pero también es alguien que sabe vender humo”, pro- sigue el cronista local, quien se es- fuerza por inscribir la epopeya de Bernard Rappaz dentro de la particu- lar historia de Saxon. Desde los años sesenta, este municipio está gober- nado por un partido surgido de la Unión de Productores Valesanos y se ha distinguido por apoyar las luchas sindicales contra la afluencia de pro- ductos agrícolas italianos, la conta- minación por el flúor y la construc- ción de centrales hidroeléctricas en el Ródano. En los años setenta, Saxon, que a la sazón se enfrentaba a una grave escasez de personal para las co- sechas, vio llegar a los hippies. Fue en- tonces cuando se creó el festival de Sapinhaut, que reunía a antimilita- ristas, anticlericales, etc. –en pocas palabras, “todo lo que ponía los pelos de punta al Valais conservador”, co- menta Gabriel Bender. En este am- biente se crio Bernard Rappaz. Retirada a Isérables Quien declarara que el cannabis se sitúa entre el café y el cigarrillo, vive ahora en una modesta vivienda de dos estancias, en el apartado pueblo de Isérables. Depende de los subsi- dios del Seguro de Vejez y Supervi- vencia. Desde su ventana se divisa la llanura donde, a principios de los años noventa, comenzó a cultivar y comercializar el cannabis. “Cuanto más THC contenía, mejor”, reconoce Rappaz, quien continúa cultivando plantas en su balcón. “Los vecinos son muy educados: me dicen que tengo hermosos geranios.” A su lle- gada a Isérables, en 2016, Bernard Rappaz recibió la visita del presi- dente municipal quien, lleno de des- confianza, empezó por decirle que su automóvil estaba mal estaciona- do. Luego vino el cura, acompañado de un sacristán y curioso de conocer al personaje; ambos visitantes toma- ron una copa y luego salieron co- rriendo a oficiar misa. Desde enton- ces, el ex presidiario se ha integrado. ¿Qué opina Bernard Rappaz del CBD y de los ensayos de distribución de marihuana? “Yo mismo traté de pro- ducir cannabis con baja concentra- ción de THC, pero la rentabilidad era mediocre. En el Valais, una pequeña parte de los viñedos podría susti- tuirse por cultivos de cannabis. Es una planta que medra fácilmente, sin necesidad de insumos fitosanita- rios. Debe seguir siendo una pro- ducción nacional y ecológica.” Diez años en la cárcel El cultivador de cannabis subraya las deficiencias del cultivo de interior, que consumemucha energía. “Enviaréuna carta a laConfederaciónparapedir que el cannabis destinado a los ensayos clí- nicos lleve el sello de producción orgá- nica suiza”, declara con tono apasio- nado. ¿Acaso lamentaRappaz yano ser el foco de atención de los medios de co- municación? “Para alguien que, como yo, simpatiza con el budismo, el ego es el peor enemigo”, contesta. ¿Cómo vi- vió la prisión? “Empecé mi periplo por la cárcel a los 19años, por negarme apa- gar la tasa de exención del servicio mi- litar. En total estuve diez años entre re- jas. La cárcel da miedo porque es lo desconocido, pero me fui acostum- brando.” En el centro penitenciario de No sería la primera ni la última vez: Bernard Rappaz esposado, antes de su juicio en Martigny, en 2011. Foto de archivo: Keystone

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