Panorama Suizo / Abril de 2022 / Nº2 La enorme construcción se pierde a lo lejos en la niebla primaveral. Foto Stéphane Herzog Cual gigantesca sierpe, el conjunto habitacional ondula en medio del paisaje. Foto Ben Zurbriggen tón, “era de izquierdas y conducía un Maserati”: así lo describe el arquitecto Jean-Paul Jaccaud. Su gabinete participó en la remodelación energética de 1 200 departamentos de Le Lignon, una labor que a fines de 2021 fue premiada por la revista de arquitectura Hochparterre y el Museo de Diseño de Zúrich. Las obras se extendieron a lo largo de diez años y costaron alrededor de 100 millones de francos. Una construcción rápida y funcional Todo en la historia de Le Lignon se escribe con mayúsculas. En primer lugar, el proyecto se concretó en un tiempo récord, a cinco kilómetros del centro. Allí había espacio suficiente para llevar a cabo una urbanización debidamente planeada, en una zona delimitada por las autoridades cantonales. En una primera etapa, entre 1963 y 1967, se construyeron 1 846 viviendas. “Hoy no solo sería inconcebible construir tan rápido, sino incluso diseñar un proyecto de este tipo”, afirma Jean-Paul Jaccaud. Se trataba de una obra modernista y funcional. El cantón de Ginebra y el municipio de Vernier deseaban que allí convivieran distintas clases sociales. La gran sierpe de Le Lignon, cuyos pasillos descienden en pendiente suave hacia el Ródano, ofrece viviendas de diseño idéntico, tanto las de alquiler social como las de propiedad horizontal. Todas las viviendas dan a ambos lados del edificio. Los precios dependen del tamaño y del piso. Por ejemplo, Jean-Paul Jaccaud menciona un apartamento de seis habitaciones que se alquila en 2 800 francos mensuales. “…como si de un callejón medieval se tratara” Para entrar al barrio hay que pasar por debajo de un gran arco. En el interior de la gigantesca sierpe reina el silencio: aquí no hay tráfico. Los estacionamientos están ocultos bajo grandes extensiones de césped. El espacio público, diseñado por el arquitecto y paisajista Walter Brugger, está salpicado de fuentes y plazas. Las plantas bajas son transparentes. Una bonita escalera de piedra blanca, en pendiente suave, conduce hasta el Ródano, “como si de un callejónmedieval se tratara”, compara Jean-Paul Jaccaud. Georges Addor construyó en forma vertical y lineal para aprovechar los 280 000metros cuadrados de terreno disponibles para el conjunto del proyecto, con igual superficie de suelo habitable. El edificio principal no solo es largo, sino tambiénmuy alto: algunas partes alcanzan los 50 metros. Hasta los años noventa, la torre más alta de Le Lignon, que tiene dos, era la de mayor altura de toda Suiza. “Son raros los edificios de este tipo que han envejecido tan bien”, comenta Jean-Paul Jaccaud. Tranquilidad, luz y servicios para la población En el décimo piso de la más pequeña de las dos torres, que albergan los apartamentos de mayor standing, visitamos uno que acaba de ser remodelado. Las obras han permitidomejorar la eficiencia energética en un 40%. El diseño inicial no eramalo, señala el arquitecto ginebrino. De hecho, por tratarse de un edificio tan largo se reduce el número de paredes que hay que aislar. En estamañana de enero, la luz del sol entra de lleno en las habitaciones. La vista es espectacular: se divisa un brazo del Ródano y, más allá, el Jura. Y, lo que es probablemente otro acierto de Addor, las dos torres se elevaron en el punto más bajo del conjunto, “para Los grafitis no dejan lugar a dudas: en Le Lignon está muy presente la juventud. Foto Stéphane Herzog
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