Panorama Suizo / Abril de 2022 / Nº2 8 Tema clave van años denunciando la represión que ejerce el Estado unipartidista contra cualquiera que piense de manera distinta: tibetanos, uigures y habitantes deHong Kong. Últimamente se han intensificado la crítica y el llamamiento a una actitudmás dura. En las cámaras helvéticas han aumentado los votos de censura. En otoño, el Parlamento deliberó para saber si convenía añadir al acuerdo de libre comercio un capítulo sobre derechos humanos y sociales. “Por desgracia, se han desvanecido las esperanzas de que la apertura económica trajera consigo avances en materia de democracia y derechos humanos”, afirmó el Consejero Nacional verde liberal Roland Fischer (LU), para quien el diálogo sobre derechos humacerle concesiones? Este punto estuvo a debate el año pasado, cuando Credit Suisse canceló una cuenta de Ai Weiwei, artista chino crítico con el régimen: el banco alegó que le faltaban documentos. Sin embargo, las voces críticas apuntaron que, en su afán por afianzar su posición en el mercado asiático, Credit Suisse no quiso enojar a las autoridades chinas. Se han desvanecido las esperanzas El intercambio bilateral con el “Reino del Medio” está, desde entonces, en la cuerda floja. Los partidos de izquierda y las organizaciones de la sociedad civil se niegan a colaborar con un régimen que “reprime las minorías”, tal y como lo declara la Confederación. Llenos, que Suiza sostuvo con China durante décadas, ha servido de poco. A este respecto, el Consejero Federal Guy Parmelin opinó que sería contraproducente exigir cláusulas vinculantes: “Esto nos llevaría a una situación de bloqueo”, advirtió. “Además, se cerrarían las puertas del diálogo con China en torno a todos estos importantes temas”. ¿Pragmatismo u oportunismo? “Suiza desea tender puentes, aprovechar oportunidades y debatir abiertamente los problemas”: así reza la nueva estrategia del Consejo Federal, que de estamanera pretende dotar sus relacionesmultifacéticas de unmarco convincente y realista; el Consejo sigue apostando por una política independiente frente a China y subraya su postura neutral. Al mismo tiempo, desea comprometerse a incorporar a China al “orden internacional liberal y a la gestión de los desafíos globales”. Solo que “la estrategia es, en este punto, ambigua”, afirma Ralph Weber: no queda claro cómo pretende lograrlo concretamente. Se trata de un conflicto con el que Suiza lleva décadas lidiando, “desde que –por motivos muy comprensibles– nuestro país decidió negociar con un régimen autoritario, sin dejar de seguir fiel a sus valores”. Suiza, afirma el politólogo, ha optado por una vía pragmática, aunque hay quien la considera oportunista. Aumentan las presiones Es cierto que a Suiza le resulta cada vez más difícil justificar su postura neutral. El afán de China por acrecentar su influencia en el mundo suscita un rechazo generalizado. Estados Unidos endureció considerablemente su discurso bajoDonald Trump y urdió una guerra comercial. Y aunque Joe Biden Hasta ese momento todo marchaba sobre ruedas: el jefe de Estado chino, Juang Zemin, junto a la Presidenta de la Confederación, Ruth Dreifuss, a su llegada al aeropuerto de Ginebra en 1999. Poco después afloraron las desavenencias: Jiang Zemin echa en cara a la Presidenta de la Confederación que no tiene a “su pueblo bajo control”. Dreifuss se apresura a contratacar y aborda la situación de los derechos humanos en China. Fotos Keystone, 1999
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