Panorama Suizo 3/2022

tar existencial. Tan solo una minoría de refugiados tiene suficientes conocimientos del idioma para encontrar un empleo en Suiza rápidamente. Las personas sin recursos pueden solicitar ayudas sociales de asilo, pero sus prestaciones son un 30 a 40 por ciento inferiores a las que suelen recibir los ciudadanos suizos que sufren apuros económicos. En otras palabras, las ayudas estatales apenas cubren el mínimo existencial. De ahí que haya cada vez haya más ucranianos haciendo cola ante las organizaciones que reparten paquetes de comida para necesitados. Las organizaciones de asilo advierten sobre una precarización de los afectados y critican la estructura de bienLa guerra de Ucrania ha provocado el desplazamiento de unos seis millones de ucranianos. Suiza espera recibir de 80000 a 120000 refugiados de aquí al otoño. venida low cost de la rica Suiza. Esta situación implica también un sacrificio económico para las familias suizas que han acogido generosamente a más de 20000 refugiados durante al menos tres meses. Aunque puede variar según los cantones, en términos generales estas solo obtienen compensaciones simbólicas y reciben poca ayuda en el día a día. “Muchas familias anfitrionas se sienten abandonadas”, afirma Christoph Reichenau, uno de los promotores del movimiento Ukraine-Hilfe Bern. Esta asociación gestiona un centro de atención para refugiados cerca de la estación de Berna, organiza cursos de idioma y administra en su sitio web las numerosas ofertas de apoyo. La población sigue siendo muy solidaria, constata Reichenau. Sin embargo, se requieren perspectivas claras y un refuerzo de las estructuras “para que la predisposición a ayudar se convierta en un apoyo constante”. El retorno no será rápido Las autoridades también se van haciendo a la idea de que los refugiados ucranianos se quedarán en Suiza por más de un año. Cada vez es menos probable que vuelvan pronto a las ciudades ucranianas bombardeadas. Al cierre de redacción (mediados de mayo), los ataques rusos en Ucrania seguían sin tregua. Ante la creciente afluencia de refugiados —entre 80000 y 120000 de aquí al otoño, según estima el Gobierno—, las autoridades no solo deben ofrecer más facilidades de alojamiento, sino también mayor claridad sobre las perspectivas de los refugiados en Suiza. Si por Alexander Volkow, Anhelina Kharaman, Mykola Nahornyi y Lilia Nahorna fuera, con gusto volverían a Kramatorsk, Mariúpol o Dnipró para arreglar su casa y cuidar su huerto. De momento, Lilia Nahorna coloca plantitas en macetas para poder llevárselas a casa fácilmente. A su casa de Ucrania. El estatus "S" otorga inestimables ventajas a sus titulares: tan solo tienen que registrarse ante las autoridades, sin necesidad de solicitar asilo. Pueden buscar empleo de inmediato, traer seguidamente a sus familias a Suiza y desplazarse libremente (incluso al extranjero). Nada de esto está al alcance de los refugiados que proceden de otras regiones en conflicto: quienes llegan de Afganistán, Siria, Eritrea, Etiopía o Iraq deben sujetarse al procedimiento convencional y no pueden trabajar ni viajar hasta que se les haya concedido oficialmente el asilo. Esto también rige para las personas acogidas temporalmente en Suiza porque no se les puede exigir que regresen a su país. Las asociaciones de refugiados alaban la generosa y pragmática acogida que depara Suiza a las decenas de miles de refugiados ucranianos; pero también reivindican igualdad de trato para todos quienes huyen de conflictos violentos. “Para los refugiados no es relevante que la guerra de la que huyen sea una invasión extranjera o una guerra civil dentro de su mismo país”, apunta Seraina Nufer, Codirectora del Departamento de Protección de la Asociación Suiza de Ayuda al Refugiado. Los expertos en derecho migratorio tampoco consideran correcto que los desplazados por guerra procedentes de otros países sean tratados de forma diferente; por ejemplo, que no puedan traer a sus familias a Suiza antes de un tiempo de espera de tres años. Sin embargo, en Suiza la mayoría política no está dispuesta a agilizar los trámites de asilo, por temor a que esto genere una avalancha de solicitudes. Aumenta el malestar existencial Para quienes han huido de Ucrania, la vida en Suiza no es un paraíso. Para empezar, los consume la preocupación por los familiares que siguen expuestos al azote de la guerra; esposos, padres e hijos que han sido enrolados en el ejército. A esto se suma el malesA Lilia Nahorna y Mykola Nahornyi les corroe la impaciencia por volver a Dnipró y poder ocuparse de su huerto. Foto: Danielle Liniger Panorama Suizo / Julio de 2022 / Nº3 7

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