Panorama Suizo 4/2022

DENISE LACHAT El SVS es un hogar destinado a brindar cobijo económico a quienes han alcanzado la vejez. Prácticamente todos los residentes en Suiza, tanto nacionales como extranjeros, así como muchos suizos expatriados, tienen derecho a recibir las prestaciones del régimen estatal de pensiones. En 1947 se colocó la primera piedra de este edificio. En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el Parlamento desarrolló el Seguro de Vejez y Supervivencia (SVS), que entró en vigor el 1.o de enero de 1948. Antes, el cuidado de los discapacitados y ancianos solía ser cuestión de suerte y dependía de las posibilidades y la voluntad de familiares, organizaciones benéficas y la Iglesia. Después de esta histórica fecha continuó avanzando a buen ritmo la construcción del SVS, el cual ha sido remodelado un total de diez veces desde sus comienzos. Hasta fines del siglo XX, los retoques se sucedieron con rapidez y entusiasmo, acompañados de fervorosos cantos de alegría. Este proceso culminó con un ajuste final: en 2001 se elevó la edad de jubilación de las mujeres de 62 a 63 años, y posteriormente (en 2005) a 64 años. Entretanto, se ha posibilitado la jubilación anticipada y las prestaciones se han ajustado a la inflación. En la gente reside el problema Desde entonces, los trabajadores han estado dando vueltas en la obra y se les fueron las ganas de cantar. Uno a uno, los planos de los arquitectos se están yendo a la papelera: o los tira directamente el Parlamento Federal, o los tira poco después el electorado, en las urnas. ¿Qué está sucediendo en la sociedad y en la política para que, desde hace veinte años, no se haya podido lograr una auténtica reforma del SVS? Michael Hermann, politólogo y Director del instituto de investigación Sotomo, nos da la respuesta. El aumento de la esperanza de vida y la disminución del número de trabajadores jóvenes que cotizan al fondo de pensiones obligan a tomar medidas de austeridad. Pero a veces es imposible conseguir que estas medidas –o el aumento de la edad de jubilación– sean aprobadas por el pueblo. Hermann afirma: “La particularidad del SVS es que, si bien concierne a todo el mundo, depende en amplia medida de las personas mayores. Quienes tienen entre 50 y 60 años se ven afectados directamente y se preguntan por qué, precisamente ellos, tienen que sacrificarse”. El hecho de El sistema suizo de pensiones: un edificio en permanente construcción Una vez más, el futuro de las pensiones suizas se encuentra en la encrucijada: en otoño, los electores votarán sobre otra reforma del SVS. A pesar de ello, dos iniciativas populares totalmente opuestas reclaman nuevas medidas para reestructurar las pensiones de los jubilados. En pocas palabras: el SVS es un edificio que nunca termina de construirse. que las personas de más edad tengan mayor participación electoral que los jóvenes, repercute directamente en todo lo concerniente al SVS”. Según este politólogo, el retraso en la reforma del SVS se debe al sistema político suizo. Hermann menciona el caso de los países escandinavos, que siguen una política socialdemócrata, pero no practican la democracia directa. Casi todos estos países han fijado la edad de la jubilación en los 67 años o tienen previsto hacerlo en breve, a menudo en relación con la esperanza de vida de su población. Matthias Müller, Presidente de Jóvenes Liberales-Radicales Suizos (JLRS), también tiene la mirada puesta en Escandinavia. Su partido ha presentado una iniciativa popular para elevar la edad de jubilación hasta los 66 años El jass es un juego de cartas típicamente suizo. Goza de particular popularidad entre las personas mayores, quienes bien podrían sentirse tentadas a echar las cartas para predecir el futuro del SVS. Foto Keystone Panorama Suizo / Agosto de 2022 / Nº4 13 Sociedad

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