nalidad que tenían estas construcciones. Por ello, los investigadores están ideando una “semiótica nuclear”, una forma de expresión destinada a nuestros lejanos descendientes, a sabiendas de que dentro de 200 000 años las sociedades humanas tal y como las conocemos en la actualidad pueden haber desaparecido, y de que distintos periodos glaciales pueden haber erosionado y remodelado totalmente el paisaje en torno a Stadel. El abandono de la energía nuclear: una decisión que se tomó en 2011 En comparación con todas las protestas a las que se enfrenta Nagra, las reacciones provocadas por la ubicación elegida son relativamente moderadas. Incluso los adversarios más férreos del uso de la energía nuclear —entre los que se encuentran los Verdes y Greenpeace— admiten que Suiza no puede eludir su responsabilidad y debe almacenar sus desechos nucleares en las mejores condiciones de seguridad posibles. Esta moderación se debe, entre otros motivos, a la decisión que tomó nuestro país de renunciar a la energía nuclear: a raíz del desastre nuclear de Fukushima (2011), el Consejo Federal decidió prohibir la construcción de centrales nucleares. Entretanto, ya ha comenzado el desmantelamiento de la central de Mühleberg, puesta en marcha en 1972. Y si bien las cuatro restantes, Beznau I (1969), Beznau II (1972), Gösgen (1979) y Leibstadt (1984), siguen en funcionamiento, se van acercando cada vez más a su fecha de caducidad. En este contexto, muchos interpretan el cementerio nuclear, con un coste cercano a los 20 000 millones de francos, como un oneroso punto final a la explotación de la energía nuclear en Suiza. ¿O sí que habrá nuevas centrales nucleares? Ciertos políticos del PLR y la UDC instan a flexibilizar la prohibición de construir nuevas centrales nucleares. A esta demanda no es ajena la construcción del vertedero, porque en vista de los enormes costes que conlleva este proyecto, no puede menos que surgir una pregunta: ¿qué tan económica resulta, a fin de cuentas, la energía eléctrica de origen nuclear? Las propias centrales están obligadas a ingresar el dinero para el cementerio nuclear en un “fondo de desmantelamiento” y, les guste o no, deberán repercutirlo en un aumento de sus tarifas eléctricas. El argumento de que la construcción de nuevas centrales nucleares podría reducir la dependencia energética de la Rusia beligerante responde más bien a un enfoque cortoplacista: las centrales nucleares que están actualmente en funcionamiento en Suiza dependen en amplia medida del uranio... ¡procedente de Rusia! Encontrará información complementaria en revue.link/nagra Sitio web de Nagra: www.nagra.ch grandes dificultades. En algunos casos, los agricultores furiosos ahuyentaron a los equipos de sondeo de Nagra amenazándolos con sus horcas, como ocurrió, por ejemplo, en Ollon (VD). En otros lugares, los municipios y cantones seleccionados como posibles candidatos se pronunciaron en contra del proyecto a través de un referendo popular. Por el contrario, Stadel y el cantón de Zúrich apenas tienen posibilidades de oponerse a la selección del sitio: ante la enorme resistencia suscitada, se emitieron disposiciones legales destinadas a limitar fuertemente las posibilidades de intervención de los municipios y cantones en contra del vertedero nuclear. Sin embargo, incluso ahora, al término de esta larga prospección, quedan muchos puntos por aclarar. En primer lugar, Nagra debe presentar ante la Confederación una solicitud para construir el repositorio definitivo. Probablemente lo haga a lo largo de 2024. Solo cuando las autoridades federales lleguen a la conclusión de que Stadel ofrece las condiciones de seguridad requeridas para el almacenamiento de los desechos nucleares, se tomará la decisión final. No es de esperar que esto ocurra antes de 2029. Y posteriormente, todavía es posible que los electores suizos decidan pronunciarse en torno al cementerio nuclear. Por tanto, la construcción no podrá comenzar sino hasta 2045, en el mejor de los casos. Esto significa que los primeros contenedores de acero con residuos radioactivos podrían empezar a almacenarse en 2050. En 2115, finalmente, llegaría la hora de clausurar el vertedero, cerrándolo a cal y canto. Semiótica nuclear: ¿cómo nos comunicaremos con nuestros lejanos descendientes? Hasta entonces, Nagra tiene que encontrar una respuesta a la difícil pregunta de cómo advertir a las sociedades del futuro de los peligros que entraña el subsuelo cerca de Stadel, porque es muy posible que una señal de advertencia diseñada hoy en día ya no sea comprensible dentro de diez mil o cien mil años. Los impresionantes megalitos de Stonehenge (Gran Bretaña) ilustran perfectamente esta dificultad: a pesar de que tienen tan solo unos 4 000 años de antigüedad, ya no podemos descifrar el sentido o la fiCon trenes de mercancías, Suiza empezó en 1969 a transportar por toda Europa contenedores de basura nuclear encapsulada en hormigón, para sumergirlos en el Atlántico Norte. Esta controvertida práctica perduró hasta 1983. Dos símbolos que todo el mundo entiende hoy en día. ¿Pero cómo advertir a nuestros lejanos descendientes de los riesgos de la radioactividad? La “semiótica nuclear” sigue en busca de alguna respuesta. Panorama Suizo / Diciembre de 2022 / Nº6 14 Naturaleza y medio ambiente
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