Para el lago de Brienz, ya de por sí pobre en nutrientes, este éxito en la protección de sus aguas también tenía su lado oscuro: “La reducción de nutrientes limita el crecimiento ya modesto de las algas y reduce la base alimentaria del plancton, por lo que, a su vez, los corégonos disponen de menos alimento”, indica el informe. El descenso del volumen de la pesca en el lago de Brienz no solo causó conmoción en el sector pesquero, sino también en los círculos políticos. Por ejemplo, surgió la exigencia de incrementar artificialmente el aporte de fósforo al agua reduciendo el rendimiento de las depuradoras. Sin embargo, el cantón rechazó esta petición, por considerar inadecuado, en términos de política medioambiental, verter agua más sucia en el lago. El calentamiento climático aumenta la producción de alimento El drástico descenso del producto de la pesca obligó a Beat Abegglen a cambiar de profesión. Actualmente, solo se dedica a la pesca en su tiempo libre y vende su pescado a clientes locales, poco exigentes. Sin embargo, en los últimos cuatro años las redes de Beat han vuelto a llenarse: los peces ya no pesan 40 gramos, sino entre 170 y 180 gramos. “Además, vuelve a haber más pescado blanco y percas”, indica Beat Abegglen. En teoría, podría volver a vivir de la pesca; pero ya no quiere hacerlo: “No voy a renunciar a la seguridad de obtener ingresos fijos”. Para explicar el regreso de los peces, Beat tiene su propia teoría: el agua que el lago de Brienz recibe de sus afluentes es más cálida que hace algunos años. Según él, esto se debe al calentamiento global. “Durante años, el deshielo de los glaciares traía al lago un agua muy fría”. Ahora se ha reducido considerablemente el volumen de los glaciares y es menor la cantidad de agua que estos vierten en el Aare y el Lütschine, los dos principales ríos que desembocan en el lago de Brienz. Estos a su vez llevan menos sedimentos al lago, lo que reduce la turbiedad de sus aguas y permite que los rayos del sol penetren a mayor profundidad. El calor del agua y la mayor radiación solar inciden en la producción de plancton. “Esto genera más alimento para los peces”, afirma Beat Abegglen. Un lago inestable desde hace años Es difícil predecir si el ecosistema del lago de Brienz seguirá siendo tan satisfactorio en el futuro. “Este lago siempre ha sido inestable”, asevera Beat. Así lo refleja también el informe de investigación del cantón de Berna. Además, la nueva depuradora no permite aún eliminar todas las sustancias de las aguas residuales. Nadie sabe qué efecto tendrán en un futuro los microcontaminantes en el ecosistema del lago. Pero si hemos de creerle a Michael Baumann, “no cabe duda de que en un par de años será posible filtrarlos en las depuradoras”. Esto no resta atractivo al mayor lago de montaña de Suiza. Es y seguirá siendo un destino popular para excursionistas, entre otras cosas, por su fascinante colorido: este año, la compañía de navegación del lago de Brienz ha registrado el mayor número de visitantes de los últimos decenios: 496 000 pasajeros hicieron una excursión por el lago, unos 179 000 más que en 2013. Y a diferencia de lo que suele ocurrir en el vecino lago de Thun, el de Brienz ha recibido principalmente visitantes extranjeros. A pesar de ello, aquí nunca hay tanto bullicio como en otros lagos, afirma Beat Abegglen, quien tras treinta años de pesca sigue experimentando la misma fascinación por el lago de Brienz: “A finales de agosto se ven muchas estrellas fugaces sobre el lago. Son tantas, que te infunden un gran respeto por el universo, ante el cual te sientes muy pequeño y humilde”. En Iseltwald, una pintoresca península se adentra en las aguas del lago, a menudo de color esmeralda. Durante el verano, históricos vapores de ruedas recorren el lago. Fotos Keystone © Swisstopo Panorama Suizo / Enero de 2023 / Nº1 12 Reportaje
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