Una gota de agua a modo de interruptor La batería del Empa está compuesta por una pequeña tira de papel que lleva impresas tres tintas diferentes. La tinta de la cara anterior contiene copos de grafito: es el polo positivo de la batería. La de la cara posterior lleva polvo de zinc; constituye el polo negativo. Una tercera tinta especial cubre ambas caras, por encima de las otras dos tintas. A su vez, toda la tira de papel contiene sal. Lo que resulta más espectacular es la manera como se activa la batería: basta una gota de agua. En cuanto el papel se humedece, la sal se disuelve. Esto hace que fluya la corriente eléctrica. En cambio, si el papel permanece seco, conserva su carga. El interruptor de agua tiene una desventaja: la batería solo funciona mientras el papel esté húmedo; en un ensayo, un pequeño despertador funcionó durante aproximadamente una hora. Pero se podrían probar otros activadores: la presión, el calor o un campo electromagnético externo. (DB) llegará a concretarse. Lo que está fuera de duda es que él y su equipo seguirán investigando. Ya tienen muy avanzado el diseño de un supercondensador biodegradable a base de papel. Otra de sus ideas es una pantalla, es decir, un panel de visualización. “Se nos presentan un montón de posibilidades interesantes”, comenta Gustav Nyström. Nos queda una pregunta que hacer al inventor del papelito mágico: ¿qué otros inventos de la lista de la revista Time le parecen fascinantes? Su respuesta es significativa: Nyström no menciona el coche camaleónico que puede cambiar de color, ni la inteligencia artificial capaz de pintar cuadros. Para él son “especialmente interesantes” aquellos inventos que se relacionan con la sostenibilidad: por ejemplo, los aparatos y métodos que permiten eliminar el CO2 de la atmósfera. Vídeo (en inglés): revue.link/empa que accede gustoso a explicarnos cómo funciona su batería de papel (véase el recuadro anexo), no tarda en abordar el “tema primordial”: sus posibles aplicaciones ecológicas y la “preservación del medioambiente”. Este físico de 41 años que tiene tres hijos, afirma que con su trabajo desea “ante todo contribuir a un futuro mejor”. En realidad, la batería de papel no es muy potente, pero tampoco hace falta que lo sea. En la actualidad existe toda una gama de dispositivos electrónicos desechables que requieren muy poca electricidad. Por ejemplo, aparatos de diagnóstico médico o lo que se conoce como embalajes inteligentes: la batería puede integrarse en un paquete para rastrear el envío o, incluso, controlar la temperatura de mercancías delicadas, como las vacunas. Otro posible campo de aplicación, según Nyström, son los wearables, esos sensores que se llevan sobre el cuerpo para monitorear la frecuencia cardíaca o el nivel de azúcar en la sangre. Asimismo, las baterías de papel serían ideales en los aparatos de medición que funcionan al aire libre, en plena naturaleza: si, por algún motivo, no se pudiesen recuperar, esto no plantearía ningún problema, ya que se desintegran con el paso del tiempo. ¿Despegará ahora la batería de papel para emprender un vuelo comercial a gran altitud? Algunas empresas ya han mostrado interés, comenta Nyström. Pero aún no se sabe si esto Gustav Nyström investiga e inventa; pero para él, el “tema primordial” consiste en “preservar el medioambiente”. Foto Empa Compostaje exitoso: tras pasar dos meses bajo tierra, este condensador, desarrollado también por el Empa, se ha desintegrado; solo subsisten unas pocas partículas de carbono. Lo mismo ocurre con la batería de papel. Foto Gian Vaitl / Empa Panorama Suizo / Marzo de 2023 / Nº2 15
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