Panorama Suizo 2/2023

4 Shep-en-Isis desata en Suiza un espinoso debate Para cualquier comunidad, el patrimonio cultural es sinónimo de identidad. Por ello, el robo de bienes culturales crea grandes revuelos, sobre todo en aquellos países que antaño poseían un imperio colonial. Pero Suiza también alberga controvertidos tesoros culturales. Tal el caso de Shep-en-Isis, una momia que se conserva en San Galo y está suscitando acalorados debates. DENISE LACHAT En el admirable salón barroco de la biblioteca abacial de San Galo, una de las más antiguas e importantes del mundo, yace la momia de Shep-en-Isis, hija de un sacerdote egipcio, fallecida en el siglo VII a. C. a la edad de poco más de treinta años. ¿Es San Galo y el ataúd de cristal en el que se exhibe el lugar de sepultura apropiado para Shep-en-Isis? ¿Realmente se trata del “mausoleo más bello que pueda imaginarse”, como lo proclama el letrero colocado en esta biblioteca? Tal es la pregunta que, hoy por hoy, está suscitando acalorados debates en Suiza. En noviembre de 2022, al recibir el premio de cultura de su ciudad, Milo Rau, Director Teatral de San Galo, declaró que donaría el montante de su premio, unos 30 000 francos suizos, para lograr que la momia regresara a Egipto. Organizó un “evento artístico” a favor de la devolución de Shep-enIsis a su país de origen, paseando una momia falsa por la ciudad y denunciando la exhibición de la momia real como “permanente afrenta moral”. En una “Declaración de la ciudad de San Galo”, que Milo Rau redactó conjuntamente con un comité, denunció lo que considera un “saqueo, una falta de respeto o, al menos, de escrúpulos”, indigna de esta importante metrópoli cultural. Una momia sepultada originalmente en Luxor ¿Qué ocurrió? Originalmente, Shepen-Isis estaba sepultada en Egipto, probablemente en la necrópolis ubicada cerca de Luxor. ¿Acaso “fue extraída de su sepultura por saqueadores de tumbas”, tal y como escribe el comité formado en torno a Milo Rau? Nada permite afirmarlo, dicen los encargados de la biblioteca abacial, quienes, en respuesta a la “Declaración de la ciudad de San Galo”, señalan que no es correcto hablar de un saqueo de Egipto en el siglo XVIII: subrayan que desde la campaña napoleónica de Egipto, iniciada en 1798, fueron los científicos franceses, ingleses y más tarde también alemanes, quienes se dedicaron a investigar intensamente el patrimonio cultural del antiguo Egipto, a diferencia de los propios egipcios, quienes apenas mostraron interés por su propio patrimonio. Para ilustrar esta afirmación, los bibliotecarios mencionan al virrey egipcio Mehmet Alí, quien en 1830 calificó una de las hoy mundialmente famosas pirámides de Guiza de “ruin montaña”, con cuyos “escombros” pretendía construir canales en Egipto. Su destrucción solo pudo evitarse gracias a la oportuna intervención del cónsul francés en Alejandría, agregan en su comentario. Una cuestión de dignidad Shep-en-Isis llegó a San Galo hace unos doscientos años. Se dice que fue Philipp Roux, un hombre de negocios alemán, quien la compró en Alejandría, junto con dos sarcófagos de madera, y la envió a un amigo suyo, el político Karl Müller-Friedberg, fundador del cantón de San Galo. No está del todo claro si Müller-Friedberg recibió la momia como regalo o si la compró. A su llegada a San Galo, de acuerdo con el informe de los estuPanorama Suizo / Marzo de 2023 / Nº2 Tema clave

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