Cuando paseamos por los Alpes, vemos verdes praderas, arroyos centelleantes, escarpadas peñas y majestuosas cumbres. Lo que no vemos son las dos placas continentales que se entrechocan bajo nuestros pies: la europea y la africana. Tampoco advertimos cómo estas placas se deslizan una sobre la otra, provocando el levantamiento de la corteza terrestre: solo vemos una instantánea de este lento proceso geológico. Si pudiéramos percibir estos fenómenos a escala geológica, veríamos, por ejemplo, que el monte Cervino sigue creciendo: a consecuencia de la lucha entre continentes, se eleva unos 1 500 metros en un millón de años. Al mismo tiempo, el viento y demás agentes meteorológicos lo erosionan sin cesar, más o menos al mismo ritmo. Lo que perciben nuestros ojos es el resultado de esta permanente lucha entre crecimiento y desgaste: montañas inamovibles, sólidas como la roca misma, epítome de un país hecho a su imagen y semejanza. Sin embargo, esta imagen se está desmoronando. Las “nieves perpetuas” se derriten a una velocidad vertiginosa, incluso a nuestra escala temporal. Las propias montañas parecen más frágiles: desprendimientos y aludes no solo sepultan y destruyen todo lo que encuentran a su paso, sino que resquebrajan también el mito de los “Alpes eternos”. ¿Qué hay de cierto en esta impresión de fragilidad? En nuestro dosier “Tema clave” analizamos el cambio en las montañas. Tras los dramáticos desprendimientos de Randa (1991), Gondo (2000) y Bondo (2017), los angustiantes hechos ocurridos en Brienz (GR) nos dieron pie para escribir sobre el tema: este verano, más de un millón de metros cúbicos de rocas se desplomaron desde el Piz Linard hasta el valle. Lo que no podíamos saber era que apenas tres meses más tarde, ingentes masas de tierra y rocas se deslizarían y sepultarían decenas de casas y establos en los Alpes de Glaris, como si hiciera falta confirmar la impresión de que las montañas están en constante movimiento. Pero volvamos al placer que es ir de excursión por las montañas. Allí es muy probable que encontremos un banco, instalado frente a un pintoresco paisaje. El banco orienta las miradas: se encuentra justo allí donde merece la pena sentarse (por lo menos desde el punto de vista de la asociación local de turismo) y posar la vista en la lejanía. Pero, sobre todo, el banco es omnipresente. Gracias a los innumerables bancos con los que cuenta Suiza, vivimos en un paisaje amueblado. Tras leer el artículo que hemos dedicado a este tema, usted también empezará a ver bancos por doquier... MARC LETTAU, REDACTOR JEFE 4 Tema clave Desprendimientos y aludes de rocas: un reto cada vez mayor para Suiza 8 Noticias El difícil diálogo con la UE ahora en manos del diplomático Alexandre Fasel 10 Sociedad Paisaje amueblado: la omnipresencia de los bancos públicos en Suiza 14 Reportaje En busca de los electores más cumplidores de Suiza Noticias de su región 17 Suiza en cifras En los parques infantiles, Emma pronto será el nombre más común entre las niñas 18 Naturaleza y medio ambiente Plástico: más reciclaje, pero también más consumo 20 Literatura A los cien años de su publicación, la novela utópica de Jakob Vetsch parece increíblemente actual 22 Política El voto de la Quinta Suiza bajo la lupa El acercamiento de Suiza a la OTAN caldea el debate en torno a la neutralidad 24 Noticias del Palacio Federal 27 Noticias de Swisscommunity 31 En debate Lucha entre continentes Portada: En junio de 2023 se abatieron ingentes cantidades de roca y grava sobre el pueblo de Brienz (GR), que afortunadamente ya había sido evacuado. Foto Keystone “Panorama Suizo”, revista informativa para la “Quinta Suiza”, es editada por la Organización de los Suizos en el Extranjero Panorama Suizo / Octubre de 2023 / Nº5 3 Editorial Sumario
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