“Dentro de cien años, la patata podría desaparecer.” Patrice de Werra, Agroscope Patata y calendario Las patatas tempranas suelen plantarse en febrero. Las que se destinan a la elaboración de patatas fritas se plantan entre marzo y mayo. La primera cosecha tiene lugar en junio y la segunda, en septiembre. Entonces, las patatas se almacenan hasta la primavera siguiente. Resulta que en 2023, ciertos productores se vieron obligados a plantar tarde —hacia principios de junio— debido a que sus terrenos estaban demasiado húmedos. Esto afectó al desarrollo radicular. Luego, el mes de junio fue seco y caluroso. Sin embargo, en ese momento las patatas no estaban lo suficientemente desarrolladas para hacer frente a tales variaciones climáticas. Agosto también fue muy caluroso. La Unión Suiza de Productores de Patatas (USPPT) pronostica una mala cosecha: habrá que recurrir de nuevo a las importaciones. Cabe señalar que las pequeñas patatas que tan bien combinan con la raclette, se importan cada invierno del sur, especialmente de Egipto. (SH) taciones. Lo más importante es que no se reduzca la superficie dedicada a la patata”, reitera Niklaus Ramseyer, quien nos recuerda que Suiza posee tierras fértiles y registra una pluviosidad suficiente para este tipo de cultivo. Un país que no cuantifica sus recursos hídricos “Siempre tendremos agua suficiente en Suiza, aunque no necesariamente en el lugar adecuado y en el momento oportuno”, afirma Bettina Schaefli, Profesora de Hidrología en la Universidad de Berna. Estas sequías estivales son un fenómeno reciente en nuestro país donde, hace apenas unas décadas, era bastante inusual regar las patatas. Según esta científica, deberá prestarse atención a la distribución del agua en las distintas regiones, dando prioridad a la agricultura, ya que es la que nos alimenta. Un reparto equitativo del agua entre la agricultura, la industria y los hogares debe basarse en cifras. Sin embargo, Suiza no cuantifica sus recursos hídricos. “Los agricultores están obligados a suministrar datos estadísticos sobre todo lo que hacen, excepto sobre el uso del agua”, lamenta Bettina Schaefli, quien se apresura en agregar que los campesinos no malgastan este recurso, cuyo uso cuesta dinero. ¿Permitirán las presas salvaguardar el cultivo de la patata? La hidróloga cree que se trata de dos cuestiones distintas por el hecho de ser dos actividades alejadas entre sí. “La lluvia y la nieve son el factor principal”, asevera. En cualquier caso, la patata suiza se enfrenta a un futuro incierto. La duración e intensidad de las olas de calor, la disminución de la pluviosidad en verano y la evaporación reducirán el caudal de agua disponible durante los períodos cruciales. “El Quien cultiva la patata, como aquí en Burgdorf (BE), cada vez depende más del regadío. Esto hace que se agudicen los conflictos por el reparto de un recurso tan preciado como el agua. Foto Keystone reto afecta a todos los cultivos hortícolas, que necesitan aún más agua que la patata. Por lo que se refiere a la patata, si el desajuste climático se agrava, esta podría convertirse en un producto de lujo dentro de setenta años. Y dentro de cien años podría desaparecer”, pronostica Patrice de Werra. Los agricultores suizos optarán por cultivos que requieran menos agua, como el maíz dulce o las lentejas. “Pueden adaptarse, mientras que países como Rusia, por ejemplo, ganarán tierras cultivables”, concluye el agrónomo. Panorama Suizo / Diciembre de 2023 / Nº6 11
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