Panorama Suizo 1/2024

4 SUSANNE WENGER Bajo la dirección de las historiadoras Monika Dommann y Marietta Meier, un equipo de investigadores de la Universidad de Zúrich dedicó un año a peinar los archivos eclesiásticos de todas las regiones lingüísticas de Suiza; examinaron decenas de miles de expedientes hasta entonces secretos y realizaron numerosas entrevistas. Las conclusiones de su estudio, publicadas el pasado mes de septiembre, dejan entrever un auténtico infierno. Se encontraron pruebas de todo tipo de abusos, desde “transgresiones problemáticas de los límites permisibles” hasta abusos sistemáticos de extrema gravedad, perpetrados durante años. El estudio identifica un total de 1 002 casos, a 510 acusados y 921 víctimas, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Tres cuartas partrató los abusos. Rara vez se aplicó el derecho canónico, que desde hace tiempo tipifica el abuso sexual de menores como delito grave. Las autoridades eclesiásticas hicieron la vista gorda, minimizaron o encubrieron lo que estaba ocurriendo. Hubo muchos casos de sacerdotes acusados o declarados culpables, que simplemente fueron trasladados (véase el recuadro); esto permitió a los agresores reincidir. La Iglesia antepuso sus propios intereses a la protección de sus feligreses, señalan los investigadores, quienes consideran que los casos analizados son tan solo la punta del iceberg, ya que algunos documentos siguen manteniéndose en secreto: por ejemplo, en la nunciatura papal, es decir, la representación diplomática del Vaticano en Suiza. El estudio fue encargado en 2021 por organismos de la propia Iglesia católica en Suiza, enLa Iglesia protegió a los agresores, no a las víctimas Por primera vez, un estudio académico presentó datos sobre los abusos sexuales cometidos en la Iglesia católica de Suiza durante los últimos setenta años. Su publicación ha provocado gran revuelo entre los católicos. Los dirigentes eclesiásticos están bajo presión, y la religión número uno del país está inmersa en una profunda crisis. tes de las víctimas eran menores y algo más de la mitad, varones. Los acusados eran casi todos hombres, en su mayoría sacerdotes, que fungían como párrocos o coadjutores, como vicarios o capellanes en el marco de una parroquia. Según los investigadores, eran especialmente propicios para cometer los abusos “los espacios sociales con específicas constelaciones de poder”: la labor pastoral, el servicio como monaguillos, la educación religiosa, las organizaciones juveniles, los hogares católicos y los internados. Traslado en lugar de suspensión Los abusos sexuales nunca han sido privativos de la Iglesia católica, y sería injusto poner a todo el clero bajo sospecha. Sin embargo, la lectura de este estudio de 136 páginas revela la irresponsabilidad con que la Iglesia Foto Keystone Panorama Suizo / Enero de 2024 / Nº1 Tema Clave

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