STÉPHANE HERZOG Desde los estremecedores acontecimientos del 7 de octubre y el estallido de la guerra en Gaza, se ha registrado en Suiza un notable aumento de actos y palabras dirigidos contra los judíos. Las dos organizaciones que agrupan a las asociaciones judías en Suiza, una en la Suiza francófona y otra en la Suiza germanófona, contabilizaron más de 2 000 casos en 2023, entre agresiones, insultos, amenazas y publicaciones de odio en Internet. En la Suiza francófona, la Coordinación Intercomunitaria contra el Antisemitismo y la Difamación (CICAD) señala un aumento del 68 % de estos actos con respecto a 2022. Entre octubre y finales de 2023, la Federación Suiza de Comunidades IsLa guerra en Oriente Próximo reaviva un antisemitismo latente En Suiza, las manifestaciones de antisemitismo suelen ser discretas. Sin embargo, los ataques del pasado 7 de octubre y la guerra en Gaza han desatado discursos de odio, que han desembocado en actos de violencia. Un hombre fue atacado a cuchilladas. Entre los judíos cunde el miedo. Reacciones en oleadas ¿Alcanzan los actos antisemitas que se han registrado en Suiza desde 2023 proporciones hasta ahora inauditas? El historiador Marc Perrenoud opina que nos falta retrospectiva para afirmarlo. Las tensiones antisemitas llegan en oleadas. Suiza tardó en conceder la igualdad de derechos a los judíos (en 1874). En 1893, la primera iniciativa popular en Suiza, que condujo a la prohibición de los sacrificios rituales, era de naturaleza antisemita, recuerda Marc Perrenoud. En el período de entreguerras, Suiza se sintió amenazada por el “judeo-bolchevismo”. Y entre 1939 y 1945, el antisemitismo fue uno de los componentes de la política migratoria. “Las autoridades afirmaban luchar contra la judaización de Suiza, cuando la comunidad judía jamás llegó a representar más del uno por ciento de la población suiza”, afirma este historiador. Durante la guerra de los Seis Días, en 1967, la balanza se inclinó a favor de Israel: “Los suizos podían identificarse con esta pequeña democracia atacada por sus vecinos”, analiza Marc Perrenoud. En 1995 estalló el asunto de los activos no reclamados, como consecuencia de la renuencia de los bancos suizos a restituir a las víctimas del nazismo el capital de sus cuentas bancarias. En ese momento, “los suizos se sintieron atacados en su identidad profunda, y algunas de sus reacciones inmediatas condujeron a un indiscutible recrudecimiento del antisemitismo”, escribe Brigitte Sion. Desde entonces, opina esta historiadora, “el antisemitismo se manifiesta en todas las capas sociales (…) y sale de la esfera privada para expresarse en la arena política, en los medios de comunicación y en otros foros públicos.” (SH) raelitas (FSCI) denunció seis agresiones físicas contra judíos, frente a una sola en 2022. “Presentarse en público como judío conlleva inquietud, contención, e incluso miedo”, lamenta esta organización, que pide a las autoridades que se impliquen más “en la vigilancia del antisemitismo y el racismo”. Por su parte, la CICAD exige que los representantes de la sociedad civil intervengan periódicamente en las escuelas para hablar sobre el rechazo del Otro: considera que este tipo de acción es más útil que las medidas de seguridad en torno a las sinagogas. La CICAD denuncia que, en las escuelas, el término “judío” se utiliza a veces como insulto. En un gimnasio de Ginebra, por ejemplo, se produjo un incidente en el que un escolar roció su desodorante sobre un muchacho, amenazándolo con “gasearlo como a todos los judíos”, relata Johanne Gurfinkiel, de la CICAD. De las palabras se pasa a los hechos. Las vidrieras de la sinagoga de La Chaux-deFonds fueron destrozadas con grandes bloques de nieve congelada. En Davos, la negativa del propietario de un restaurante a alquilar material deportivo a los judíos provocó un escándalo que trascendió el ámbito nacional. Y el pasado 2 de marzo, un joven suizo de origen tunecino hirió gravemente a un judío ortodoxo con un arma blanca en Zúrich. En un vídeo publicado antes del ataque, este adolescente de 15 años jura lealtad al Estado Islámico y llama “a la lucha mundial contra los judíos”, relacionando su acto con la situación en Oriente Próximo. Grafitis ofensivos en Ginebra En una obra reciente sobre la historia de los judíos en la Suiza francófona*, la historiadora Brigitte Sion afirma que el antisemitismo siempre ha existido en Suiza, aunque rara vez se ha expresado de forma violenta. “Se trata más bien de un zumbido que permanece en segundo plano y se manifiesta a través de comentarios verbales, discriminación en la contratación o promoción laboral, burlas o caricaturas, escritos anónimos”. Sin embargo, desde el 7 de octubre se han multiplicado las declaraciones en contra de los judíos. “Gracias Hamás”, se pudo leer en una pared de la Universidad de Ginebra. “El antisemitismo no necesita a los judíos para existir; funciona como una explicación del mundo”, comentó la socióloga Illana Weizman en un debate que se celebró en Ginebra en el mes de febrero. Esta activista ha publicado un podcast titulado “¿Quién teme a los judíos?”, que se hace eco de toda la gama de expresiones antisemitas: en relación con la Covid-19, por ejemplo, el confinamiento y la vacunación obligatoria Panorama Suizo / Mayo de 2024 / Nº3 12 Sociedad
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