Panorama Suizo 4/2024

que sería esencial para la siguiente etapa de una carrera. Israel en 1978 y 1979, o Ucrania tras la invasión rusa en 2022, no ganaron porque tuvieran la mejor canción. Incluso la victoria de Conchita Wurst para Austria, en 2014, fue sobre todo simbólica: diez años antes que Nemo, la victoria fue atribuida a la drag queen que encarnaba la discriminación sufrida por su orientación sexual. Por tanto, es legítimo preguntarse si Nemo habría ganado el concurso si se hubiese identificado como hombre o mujer y si la canción no hubiese tratado específicamente sobre su salida del armario como persona no binaria. Una carrera mundial, pues, no está a la vuelta de la esquina. Queda por saber si Nemo desempeñará un papel destacado en la comunidad queer. En Suiza, su victoria en Malmö ha suscitado un animado debate sobre las personas no binarias en la sociedad. Desde Eurovisión, Nemo ha hecho campaña a favor del reconocimiento oficial de un tercer género, desencadenando un debate político sobre el tema. Incluso está prevista próximamente una reunión con el Consejero Federal Beat Jans. Y en televisión, políticos de izquierda y derecha debatieron recientemente sobre el tema. Sería interesante saber si Nemo se considera el nuevo icono de la comunidad queer; y si eso es lo que realmente desea, o si prefiere centrarse en la música. El tiempo –o quizá la próxima entrevista con Nemo– nos lo dirá. y mudarse a una gran ciudad. La gran liberación de Nemo ocurrió en Berlín, cuando salió del armario declarándose persona no binaria, seis meses antes del Festival de Eurovisión. Y ahora ¿qué? Tras su triunfo en Malmö, los medios de comunicación se apresuraron a augurarle una “carrera mundial”; sin embargo, es poco probable que esto ocurra. “The Code”, sin duda, es una buena canción; pero por muy original que sea su mezcla de estilos, entre drum’n’bass, hip-hop, pop y música clásica, por muy impresionante que sea la voz de Nemo en el estribillo y por muy conmovedor que sea su texto autobiográfico sobre ser queer (“I went to hell and back, to find myself on track”), la canción no deja de ser, a fin de cuentas, un poco estereotipada. No cabe duda de que fue escrita en un “campamento de composición”, en colaboración con creadores tan reconocidos como Benjamin Alasu, Lasse Nymann y Linda Dale, y fue ajustada desde el principio a un formato idóneo para convertirse en un éxito. De ahí que esta canción, aunque indudablemente es obra de Nemo, también sea fruto de una especie de “receta”: nada para la eternidad. El hecho de que casi ningún ganador o ganadora de Eurovisión lograra realizar una carrera internacional también habla en contra de este pronóstico. Las pocas excepciones son bien conocidas: hace cincuenta años, el grupo Abba ganó el “Grand Prix Eurovision de la Chanson” representando a Suecia, mientras que la canadiense Céline Dion lo hizo por Suiza en 1988, convirtiéndose posteriormente en una estrella mundial. Los demás ganadores se hundieron en el olvido tan rápidamente como habían surgido, haciendo carrera como mucho en su propio país. Además, la elección del ganador de Eurovisión suele obedecer ante todo a motivos políticos o sociales, y no es realmente un reconocimiento musical, lo La canción ganadora encierra un mensaje político: Nemo se define como persona no binaria. Video: www.revue.link/nemo Panorama Suizo / Julio de 2024 / Nº4 13

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