5 JÜRG STEINER Aunque Lohnstorf se encuentra a menos de media hora en automóvil del Palacio Federal de Berna, el paisaje alrededor de este pueblo no podría ser más rural. En un día despejado se divisan a lo lejos los emblemáticos montes Eiger, Mönch y Jungfrau, que se alzan majestuosos sobre unos campos de cultivo perfectamente alineados. La fértil vega de Gürbetal, donde se encuentra Lohnstorf, es conocida en toda Suiza por su cultivo intensivo de col blanca: estamos en Chabisland, el “país de la col”. Urs Haslebacher nos espera en el balcón de su granja, en la ladera de la montaña que domina el pueblo. El camino hasta su granja es empinado y sinuoso. Haslebacher y su familia dirigen una gran explotación porcina: tienen unos 3 000 cerdos y emplean a 15 personas. Haslebacher ha comprado una segunda granja en el valle y también alquila apartamentos en varios edificios de su propiedad. Además, participa en la política local, como representante de la UDC. Desde 2023 funge como Presidente del municipio de Thurnen, al que pertenece Lohnstorf. Urs Haslebacher irradia la energía de un emprendedor que advierte oportunidades en todas partes y ve los obstáculos como un reto. Sin embargo, este año ha añadido otra ocupación a su ya variada cartera profesional: ahora también se ha dedicado a organizar protestas de agricultores. La angustia existencial de los agricultores En febrero y marzo, cientos de agricultores suizos se subieron a sus tractores tras su jornada laboral o durante los fines de semana, se dirigieron a los puntos de encuentro regionales preestablecidos y se reunieron junto a sus vehículos estacionados en pleno campo, para expresar su profunda frustración: por unos ingresos demano bloquear el tráfico con sus columnas de tractores. Y desde principios de verano, periodo de intensa actividad en el campo, ningún agricultor ha emprendido una protesta. Agudos conflictos de intereses Urs Haslebacher no es de esos que siempre andan quejándose. Tampoco es de los que temen por su sustento. Y, sin embargo, puede utilizar su propio ejemplo para mostrar qué es lo que lleva incluso a alguien como él a las barricadas: la enorme brecha entre las expectativas sociales y la realidad económica. Así lo explica Urs Haslebacher, basándose en su propio caso: hace más de veinte años, el gobierno federal quería que los granjeros dieran prioridad al bienestar de sus cerdos construyendo corrales con espacio al aire libre. La idea era que los supermercados le pagaran un franco adicional por cada kilo de carne de cerdo. Hizo la inversión de buena fe. Pero como los sistemas de cría de cerdos al aire libre generan mayores emisiones de amoníaco, Haslebacher no tardó en recibir críticas por parte de los ecologistas. Y el franco adicional por kilo se redujo pronto a unos pocos céntimos, incluso antes de que se amortizaran los nuevos establos. Los consumidores no suelen ser conscientes de las incongruencias de su comportamiento: “No estoy culpando a nadie”, dice Haslebacher. “Pero si la gente vota a favor de las iniciativas ecológicas un día y, al siguiente, compra carne barata de importación, esto nos impide a nosotros planificar con seguridad y nos pone en un aprieto”. Es inaceptable que las explotaciones agrícolas tengan que cargar con el peso de estos conflictos de intereses sin resolver, prosigue Haslebacher. Esta es, en última instancia, la razón por la que los agricultores están tan molestos. Y en esto coinciden “Si la gente vota a favor de las iniciativas ecológicas un día y, al siguiente, compra carne barata de importación, esto nos pone en un aprieto” Urs Haslebacher organizó protestas de agricultores. Foto Keystone siado bajos, por la excesiva burocracia, por el comportamiento contradictorio de los consumidores... y por lo poco valorados que están. La Unión Suiza de Campesinos apoyó su descontento por medio de una petición escrita, a favor de la cual recogió 65 000 firmas en poco tiempo y que presentó al Consejo Federal, así como a los minoristas Coop, Migros, Aldi y Lidl. No cabe duda de que los agricultores suizos se enfrentan a graves problemas. De las 250 000 granjas que había antaño en Suiza hoy solo quedan 48 000. Cada semana desaparecen en promedio diez explotaciones agrícolas. La angustia existencial es parte del día a día de los casi 150 000 agricultores que aún quedan en Suiza. Urs Haslebacher coordinó las protestas en su zona del cantón de Berna, pasando mucho tiempo con su smartphone para seguir las noticias. A diferencia de las protestas de agricultores en Francia o Alemania, en Suiza las concentraciones nunca se salieron de control. Haslebacher siempre instó a sus colegas a que tuvieran cuidado de Panorama Suizo / Julio de 2024 / Nº4 Frustrados trabajadores del agro: protesta de agricultores durante la primavera de 2024, en un campo cerca de Uster (ZH). Foto Keystone
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