una insuficiente valoración de las víctimas del nacionalsocialismo. En junio de 2024, las cosas dieron un giro sorprendente: la Fundación Bührle retiró cinco cuadros de la colección, asegurando que se esforzaría por encontrar una “solución justa y equitativa” con los descendientes de sus antiguos propietarios. Cabe pensar en una devolución o una compensación económica. Por el momento, las obras maestras están guardadas en el depósito. En la pared vacía del museo se pueden encontrar explicaciones sobre los huecos que han quedado. Una sexta obra, “La Sultane” de Edouard Manet, permanece en la exposición. Sin embargo, los descendientes de su anterior propietario judío recibirán una “compensación simbólica”. A pesar de este importante gesto, la Colección Bührle sigue estando en el punto de mira. Una investigación independiente llevada a cabo por el historiador Raphael Gross reveló deficiencias en la “Retrato del escultor Louis-Joseph Leboeuf” (1863), de Gustave Courbet, procede del patrimonio de la familia editorial alemana Ullstein. En 1941, Elisabeth Malek-Ullstein se desprendió del cuadro (su último patrimonio) para iniciar una nueva vida en el exilio. Es posible que utilizara las ganancias para comprar su pasaje en barco a Nueva York. “El jardín de Monet en Giverny” (1895), de Claude Monet, también perteneció a los Ullstein. Si la familia no se hubiera visto afectada por el boicot nazi, probablemente no habría trasladado el cuadro a Suiza, ni lo habría puesto a la venta en el mercado del arte. “Henri de Toulouse-Lautrec” (1891), de Georges-Henri Manuel, y “La vieja torre” (1884), de Vincent van Gogh, proceden de la antigua colección de Walter Feilchenfeldt. Tras su huida vía Ámsterdam, el marchante de arte judío acabó en Suiza, donde se le permitió establecerse, mas no trabajar. Vendió estas dos obras para asegurar el sustento de su familia. “El camino cuesta arriba” (1884) de Paul Gauguin perteneció en su día al empresario alemán Richard Semmel. Este huyó de los nazis a Nueva York, pasando por Suiza. Emil Bührle adquirió el cuadro en 1937 en una subasta en Ginebra, en la que Semmel lo había puesto a la venta. Imágenes: Museo de arte de Zúrich, Colección Emil Bührle investigación de procedencia, que no cumple los estándares actuales en las 205 piezas que componen la colección. Gross y su equipo encontraron muchas más obras de propiedad judía de lo que se suponía: 62, en lugar de las 41 documentadas por la fundación. ¿Cuántos de estos cuadros pertenecían a judíos que se vieron presionados a vender debido a la persecución nazi? Nuevas investigaciones deberán arrojar luz sobre esta delicada cuestión. THEODORA PETER www.revue.link/emilbuehrle Panorama Suizo / Octubre de 2024 / Nº5 25
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