Panorama Suizo 6/2024

En cambio, si las vacas se levantan cuando uno entra en el establo, si su comportamiento es agitado, si tienen el pelaje maltratado o el hocico seco, “es señal de que algo no anda bien”, explica Martina. En este caso, su trabajo consiste en sugerir cambios en el establo para mejorar la calidad de vida de los animales. “No se trata de realizar cambios triviales, sino pequeños cambios que pueden suponer una gran diferencia”, dice Martina, quien en ningún caso quiere proponer mejoras para las vacas que pudieran complicar o alargar la jornada del ganadero. Esto solo aumentaría su estrés, lo que tendría repercusiones negativas en el bienestar del ganado. En su trabajo, los ganaderos suelen realizar millones de veces el mismo gesto o la misma operación. Si de repente su tarea se complica un poco más, tardarán mucho más en completarla. Por eso, los ganaderos con visión de futuro consultan a Martina para que los asesore a la hora de renovar o construir sus establos. Pero si los establos son antiguos y estrechos, puede resultar difícil encontrar soluciones, aunque no es imposible. “Porque no cabe duda de que las vacas sanas y felices son más productivas y dan más leche”, afirma nuestra experta. Así, atendiendo a sus sugerencias, un ganadero podría tener una vaca menos y de este modo ahorrar esfuerzos, sin que esto merme sus ingresos. Una explotación media en Suiza suele contar con poco más de veinte vacas: en la comparativa internacional, se consideran explotaciones pequeñas. “Es lógico que los pequeños ganaderos tengan una relación más estrecha con cada animal”, afirma Martina Schmid. Sin embargo, esto no significa que se limite a ofrecer sus servicios de bienestar animal a las explotaciones suizas de tamaño medio. Entre sus clientes también figuran grandes explotaciones “que anhelan tener animales de alto rendimiento”. Para estos criadores es muy importante que sus vacas sean sanas y productivas: “Las vacas lecheras prosperan si cuentan con luz y aire, y con un espacio adecuado para alimentarse y permanecer tumbadas”. Las innovaciones técnicas, que contradicen la imagen tradicional de la ganadería artesanal, también pueden tener efectos positivos en el bienestar del ganado. Por ejemplo, los robots ordeñadores permiten a las vacas decidir por sí mismas cuándo y con qué frecuencia desean ser ordeñadas. Algunas vacas prefieren ser ordeñadas tres o cuatro veces al día en lugar de dos, como suelen hacer los ganaderos. De este modo no solo evitan sobrecargar sus ubres, sino también el estrés de tener que esperar a diario a que las ordeñen. Por supuesto, esto no significa que la robotización sea la solución ideal para todos los establos, aclara Martina Schmid; pero sí lo es la cuidadosa observación de las señales que transmiten las vacas. Para sentirse cómodas, las vacas deben pasar el 70 % de su tiempo tumbadas. No les gusta el ajetreo ni el cambio. Aquí, un rebaño de vacas en el Jura suizo. Foto Joseph Haas Panorama Suizo / Diciembre de 2024 / Nº6 11

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