Panorama Suizo 1/2025

bra “sch-nur-zufall” (abreviatura de “die Schnurfarbe ist nur Zufall”: “el color del cordón es pura coincidencia”), elaborada con pelo de cabra gris natural y cordón reciclado de colores. “Es la base de mi colección”. Los eventuales compradores podían tocar la alfombra e imaginársela colocada en el suelo de su casa. Hasta la fecha, Isabel teje la “sch-nur-zufall” con entusiasmo. “Es emocionante ver cómo sale, ya que el color del cordón siempre es diferente”. Tejidos para llevarse a casa Isabel lleva años exponiendo sus productos en ferias. Sin embargo, allí son pocos los clientes que compran una alfombra cara. Los tejidos para llevar se venden mejor. Así es como ha desarrollado una amplia gama de mantas multicolores de lana: por ejemplo, la manta “wollok”, tejida en siete colores y con exuberantes flecos, una “pieza multifuncional de mobiliario corporal, y no un simple cubrecama”, como la presenta en su sitio web; o su gama de bufandas en alegres combinaciones de colores, suaves y cálidas al mismo tiempo. “Hay que ser realista”, responde Isabel a la pregunta sobre sus ingresos. Para mitigar las dificultades económicas de su taller de tejidos, ha desempeñado trabajos ocasionales durante veintitrés años, dirigiendo talleres e impartiendo clases en escuelas de arte; en 2005 obtuvo una plaza como docente en la Escuela Superior de Bellas Artes de Kassel. Esta cátedra de tres años le exigió un gran esfuerzo; fue su último “trabajo extra”. “Sentir el material” Los diferentes hilos y rebordes, la estructura, el grosor y el diseño contribuyen a la sorprendente diversidad de su colección de alfombras. Y ello a pesar de que su telar solo tiene dos ejes, lo que la obliga a ser extremadamente creativa; además, el manejo de un telar que mide tres metros de ancho supone un gran esfuerzo físico. Esto significa que la tejedora no se sienta a trabajar, sino que va y viene incansablemente delante de su telar. Y por mucho que el cambio de eje se haga con ayuda de aire comprimido, tejer alfombras sigue siendo un trabajo agotador. Algunos le aconsejan que encargue a El taller de Isabel (arriba) hace las veces de oficina y sala de exposiciones. En el centro se encuentra la herramienta de trabajo de mayores dimensiones: un telar de tres metros de ancho, que requiere un intenso esfuerzo físico. Junto con las bufandas y mantas, las alfombras (abajo) son el principal producto de su colección. Un nuevo libro sobre la tejeduría en Suiza La semblanza anterior es un extracto abreviado del libro Alle Fäden in der Hand. Weben in der Schweiz [“Todos los hilos en la mano. Tejer en Suiza”], publicado recientemente, en el que las autoras presentan a trece tejedoras y un tejedor de tres generaciones: la mayor tiene más de noventa años, mientras que la más joven acaba de concluir un programa de formación profesional de tres años en diseño de tejidos. A través de sus diferentes experiencias y formas de trabajar se demuestra el potencial de este antiguo oficio. El libro también presenta la evolución de la tejeduría manual en los últimos cien años y, en particular, los esfuerzos realizados para preservar este oficio y convertirlo en una profesión moderna y atractiva. Actualmente hay en Suiza unos 650 los tejedores afiliados a una asociación profesional. Gerlind Martin, Regula Zähner (eds.): Alle Fäden in der Hand – Weben in der Schweiz. 204 páginas, 145 ilustraciones, en su mayoría a color, tapa dura, 21 x 27 cm. © 2024 Editorial Christoph Merian. CHF 49.– / EUR 49,– ISBN 978-3-03969-035-0 terceros el tejido de sus productos. Isabel se ríe de esta idea: “¡Ni hablar, porque tejer, trabajar con las manos, sentir el material, es una de las cosas más bonitas que hay en la vida!”. Panorama Suizo / Enero de 2025 / Nº1 11

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