Panorama Suizo 1/2025

EVELINE RUTZ No se trata de unas cuantas firmas aisladas, sino de listas enteras de firmas que habrían sido falsificadas, así como de iniciativas populares que nunca debieron haberse celebrado, debido a que su aprobación era, al parecer, fruto de prácticas ilegales. En septiembre de 2024, el periódico Tages-Anzeiger dio la voz de alarma: se sospechaba de una falsificación de firmas “a gran escala”. En la picota estaban las empresas encargadas de recoger firmas mediante prácticas comerciales. Suele recurrirse a estos profesionales principalmente cuando los planes de una petición popular parecen destinados al fracaso, es decir, cuando los comités tienen problemas para recoger en un plazo limitado las 50 000 ó 100 000 firmas necesarias. A principios de 2023, por ejemplo, los promotores de un servicio ciudadano, es decir, un servicio comunitario obligatorio para todos, recurrieron a la ayuda de profesionales: contrataron a Incop, un proveedor de Lausana, para que recogiera 10 000 firmas en el plazo de un mes, a cambio de 4,50 francos por firma. Sin embargo, el comité quedó decepcionado, ya que gran parte de las firmas no fueron válidas: hubo que eliminar entre el 35 y el 90 % de las firmas por municipio, cuando el porcentaje de firmas inválidas ronda normalmente el diez por ciento. Una manipulación sistemática y a gran escala “Al principio pensamos que el fraude provenía de un solo recolector de firmas”, declaró al diario Tages-Anzeiger Noémie Roten, copresidenta de la iniciativa. Sin embargo, con el tiempo ciertas pistas empezaron a apuntar a un fraude sistemático. Aunque los nombres y las direcciones eran correctos en la mayoría de los casos, porque figuraban en los buzones, las fechas de nacimiento de los supuestos firmantes no coincidían. Algunas personas aparecían hasta cinco veces con caligrafías diferentes. En consecuencia, en junio de 2023, el comité presentó una denuncia penal ante la Fiscalía Federal. Ahora sabemos que no se trataba de un caso aislado: “También se han inventado, falsificado o copiado firmas a gran escala para otras muchas iniciativas y referendos”. Al parecer, conseguir firmas se ha convertido en un negocio lucrativo en los últimos años. Antes de la panUn escándalo de firmas falsificadas sacude a Suiza Se sospecha que se han falsificado miles de firmas para convocar votaciones. La Fiscalía Federal ha abierto una investigación contra las empresas involucradas en el asunto. Este escándalo sacude la confianza del pueblo en la democracia directa e impulsa la recogida electrónica de firmas. demia, los precios oscilaban entre 1,50 y 2,50 francos; ahora se pagan hasta 7,50 francos por firma. Sin embargo, solo una pequeña parte de esta cantidad se paga a las personas que se dedican a recogerlas. Los primeros indicios de fraude llegaron a conocimiento de las autoridades en 2019. El fenómeno se produjo primero en la Suiza francófona, donde tienen su sede diversos proveedores. Por ello, el cantón de Vaud estableció una red de colaboración con otros cantones francófonos y se puso en contacto con la Cancillería Federal (CF). Neuchâtel decidió prohibir la recogida comercial en 2021. Tras la pandemia, la CF recibió notificaciones de irregularidades con cada vez mayor frecuencia, a menudo también desde la Suiza de habla alemana. Las autoridades, acusadas de negligencia El fraude de firmas afecta a los instrumentos clave de la participación política; de ahí que el caso haya provoNoémie Roten es una de las personas que destapó el caso. En 2023, su comité presentó una denuncia penal por sospecha de fraude. Foto Keystone Recoger firmas en la calle para que se lleve a cabo una iniciativa popular no es tarea fácil. Aquí: activistas de la Iniciativa Fair Food (rechazada por el pueblo en 2018), recorriendo las calles de Lausana. Foto Keystone Panorama Suizo / Enero de 2025 / Nº1 26 Política

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