Panorama Suizo 1/2025

diciones en 1864, los inviernos en Suiza se han vuelto 2,4 grados más cálidos, afirma Reto Knutti, investigador del clima de la ETH: “Para 2050, esperamos un calentamiento adicional de un grado centígrado, en comparación con las temperaturas actuales”. Dependiendo de cómo evolucionen las emisiones de CO2, este valor variará en una o varias décimas de grado, con efectos más o menos pronunciados. Si las temperaturas invernales aumentan un grado, como se prevé, la isoterma de cero grados también ascenderá unos 300 metros. Esta constituye un indicador importante para el turismo de invierno: indica la altitud por encima de la cual las precipitaciones caen en forma de nieve. Desde los años sesenta, este límite ha subido entre 300 y 400 metros, con consecuencias fatales para los remontes situados en los valles. Las pistas de esquí por debajo de los 1 800 metros de altitud pronto estarán en peligro, advierte el climatólogo. En estas zonas, la producción de nieve artificial también resulta difícil, ya que los cañones de nieve solo funcionan a temperaturas inferiores a cero grados. Y el número de días con heladas disminuirá entre un 10 y un 30 %, dependiendo de la altitud. “Hará demasiado calor para fabricar nieve, sobre todo al principio del invierno, es decir, de mediados de noviembre a mediados de diciembre”, señala Knutti. Más nieve artificial Aunque numerosas estaciones de deportes de invierno en los Alpes se encuentran por encima del umbral crítico de los 1 500 metros, también ellas deben adaptar sus estrategias al cambio climático. De acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad de San Galo entre cien operadores de remontes mecánicos, más del 75 % de ellos prevén nevadas más inciertas y una temporada de deportes de invierno más corta en los próximos veinte años. No obstante, la mayoría asume que el esquí y el snowboard seguirán siendo deportes populares, por lo que están invirtiendo aún más en cañones de alto rendimiento, capaces de producir grandes cantidades de nieve artificial en poco tiempo. En la medida de lo posible, las pistas de esquí se desplazarán “hacia arriba”, con más remontes que lleven a los aficionados a los deportes de nieve a mayores alturas en la montaña. Estos planes tienen un precio: se requieren inversiones millonarias. En algunos casos, son inversores extranjeros los que toman el relevo. Hace dos años, por ejemplo, la empresa estadounidense Vail Resorts compró la estación de esquí de Andermatt-Sedrun, situada entre los cantones de Uri y los Grisones. Desde 2024, la estación de El mito de la “nación del esquí” “Alles fährt Ski... alles fährt Ski... Ski fährt die ganze Nation” [“Todo el mundo practica el esquí... la nación entera practica el esquí”]: este pegadizo éxito de Vico Torriani, de 1963, es una de las canciones inseparables del boom del esquí, que tuvo su apogeo en los años 60 y 70. La popularidad de este deporte en Suiza tuvo mucho que ver con la disponibilidad de remontes mecánicos, sobre todo a baja altitud. En aquellos años todo el mundo tenía un remonte mecánico cerca de casa, y casi todos los escolares iban regularmente a un campamento de esquí. Al mito de Suiza como “nación del esquí” contribuyeron también los “días dorados de Sapporo”, cuando Suiza ganó diez medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1972 en Japón: nunca se olvidará la doble victoria de Bernhard Russi y Roland Collombin en el descenso, ni las dos medallas de oro de Marie-Theres Nadig. “Un pueblo capaz de defenderse gracias a los deportes de invierno” En Suiza, fueron los alpinistas quienes descubrieron el esquí para sus excursiones, escribe el historiador del deporte Simon Engel en un blog para el Museo Nacional. El primer club de esquí se fundó en Glaris en 1893, y la Asociación Suiza de Esquí nació en 1904. Al principio, el esquí era sobre todo una actividad de ocio para turistas adinerados. Los deportistas británicos de clase alta se lanzaban a las pistas siguiendo el principio de “downhill only”. De acuerdo con Engel, la consagración del esquí como deporte nacional se relaciona con las dos guerras mundiales, que paralizaron el turismo internacional. Para conseguir que más suizos acudieran a las pistas, se destinaron fondos públicos a salvar hoteles y remontes, así como a aplicar descuentos en los pases y en los cursos de las escuelas de esquí. A partir de los años 40, algunos cantones introdujeron vacaciones anuales de invierno, para que los escolares practicaran el esquí. El ejército también apoyó este proyecto nacional: durante la Segunda Guerra Mundial, el general Guisan ideó el eslogan publicitario “Una juventud sana. Un pueblo capaz de defenderse gracias a los deportes de invierno”, haciendo de las montañas el lugar ideal y del esquí la actividad perfecta para entrenar la fuerza física y moral necesaria para defender la patria. Esta campaña de propaganda concertada cumplió su propósito: acudieron miles de huéspedes para llenar las camas y las pistas de las estaciones de deportes de invierno. (TP) Blog del Museo Nacional: www.revue.link/skiing Los “días dorados de Sapporo”: en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1972, Bernhard Russi (dorsal n.º 4), campeón olímpico suizo de descenso, y Roland Collombin (dorsal n.º 11), ganador suizo de la medalla de plata olímpica, celebran su triunfo a hombros de los aficionados. Foto Keystone Panorama Suizo / Enero de 2025 / Nº1 6 Tema Clave

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