Contras “El tratado con la UE es un tratado de sometimiento para Suiza: nos obliga a adoptar toda la legislación actual y futura de la UE en ámbitos tan importantes como el comercio, el transporte terrestre y aéreo, la energía, los alimentos, la sanidad, las finanzas, la inmigración y la educación. Si no adoptamos su legislación, la UE nos impondrá sanciones y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea tendrá la última palabra. La burocracia de la UE es desmesurada: tendríamos que adoptar miles de páginas de directivas hoy mismo. Ciento cincuenta funcionarios están reescribiendo nuestra Constitución y nuestras leyes. Y como si fuera poco, ¡tenemos que pagar miles de millones por todo esto! La malograda UE ya anda de capa caída. La elevada inflación, la inmensa deuda y los despidos masivos están llevando a sus ciudadanos y empresas a la desesperación. Suiza tendría que adaptarse a los estándares más bajos de la UE y renunciar a su probada democracia. ¡No queremos esto! Y no tenemos por qué aceptarlo. Con su fuerza innovadora, su estabilidad y neutralidad, Suiza es un socio internacional muy solicitado. Desde hace décadas apuesta por acuerdos de libre comercio, y los 33 acuerdos que hemos firmado superan con creces a los de la UE. Hemos firmado nuevos acuerdos con Indonesia, Corea, Tailandia, Kosovo e India; y estamos negociando otros con los países del Mercosur, así como con Japón, China y Estados Unidos. Ninguno de estos países exige a Suiza que adopte su sistema jurídico. Suiza debe rechazar el tratado colonial de la UE. En todo el mundo los vientos soplan a favor de Suiza: ¡icemos nuestras propias velas!” “En todo el mundo los vientos soplan a favor de Suiza: ¡icemos nuestras propias velas!” “Una buena relación con la UE no solo es importante desde el punto de vista económico” Pros “Brindemos por las relaciones de buena vecindad: ¿alguna vez ha cortado el césped hasta pasadas las 8 p. m., un soleado día de verano? ¿O ha estacionado uno de sus invitados su vehículo en el aparcamiento del vecino? En estos casos, uno se siente agradecido si el vecindario renuncia a proferir una sarta de insultos o, incluso, a llamar a la policía. Invertir en las relaciones de buena vecindad merece la pena: fomenta la cohesión del barrio y, por tanto, la ayuda mutua entre vecinos. Además, una propiedad posee más valor en un buen barrio que en uno conflictivo. Lo que beneficia a nuestro vecindario inmediato no puede ser del todo malo para nuestro país en el contexto europeo. Una buena relación con la Unión Europea no solo es importante desde el punto de vista económico, sino que también es útil en términos sociales, prácticos y de política de seguridad, sin que ello implique que dejemos de ser nosotros mismos y renunciemos a nuestra identidad, nuestras normas, costumbres y leyes. Los acuerdos bilaterales constituyen la base de esta relación de buena vecindad. Después de 25 años, queremos revisarlos y reforzarlos, ya que carecemos, por ejemplo, de un acuerdo común sobre electricidad o de normas para la resolución de conflictos. Disfrutar de una buena vecindad y tener normas claras entre Suiza y la UE, no significa de ningún modo que debamos adoptar sus leyes y derechos de manera irreflexiva. Suiza mantendrá su identidad y autonomía incluso con los Bilaterales III”. Simon Michel en la sede de la empresa Ypsomed, en Burgdorf. Simon Michel es director ejecutivo de Ypsomed Holding y Consejero Nacional del PLR por Soleura. Foto Keystone Magdalena Martullo-Blocher, empresaria, Consejera Nacional de los Grisones y Vicepresidenta de la UDC, hace una demostración con una pipeta durante la conferencia de prensa sobre el balance del grupo EMS, en 2025. Foto Keystone Panorama Suizo / Abril de 2025 / Nº2 7
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