DÖLF BARBEN Tracey Jones, de 56 años, vive cerca de Filadelfia y trabaja en una escuela. El año pasado visitó Suiza junto con su marido. En San Galo encontró una de las casas donde vivió su abuela cuando era niña. En una entrevista con Panorama nos contó la profunda emoción que le había causado este hallazgo. Pete Thalmann, de 80 años, vive en Holliston, cerca de Boston. Trabajó toda su vida como ingeniero eléctrico y ahora pasa el verano en la península de Cape Code. Este otoño tiene previsto viajar a Suiza. Entre sus destinos se encuentra el pequeño pueblo de Eggetsbühl, cerca de Wängi (TG), donde vivieron sus bisabuelos. Tracey Jones y Pete Thalmann tienen mucho en común: ambos se interesan desde su juventud por la historia, especialmente por la de sus familias. Ambos querían saber de dónde procedían aquellos sin los cuales ellos mismos no existirían. Ambos investigaron, siguieron pistas y superaron obstáculos. Y ambos conocen a Kurt Münger. Kurt Münger, de 74 años, es Presidente de la Sociedad Suiza para la Investigación Genealógica (SGFF, por sus siglas en alemán). Esta sociedad recibe cada vez más solicitudes de personas del extranjero interesadas en sus antepasados suizos: “Intentamos ayudarles lo mejor que podemos, sin ánimo de lucro”. Münger nació en la Suiza Oriental y vive en Gossau. Sin embargo, su familia procede del cantón de Berna. Hacia 1900, muchos campesinos berneses se trasladaron a Turgovia, donde empezaron una nueva vida. La emigración también desempeñó un papel importante en la historia familiar de Münger, aunque en un marco geográfico más reducido. Münger se considera a sí mismo una persona curiosa. No solo quiere maravillarse, sino también comprender. Por eso estudió química y escribió una tesis doctoral sobre moléculas especiales. Las personas que se marchan, emigran y se establecen en otro lugar para crear nuevos vínculos le “recuerdan a lo que hacen las moléculas”. Curiosidad y perseverancia “La curiosidad es lo que mueve a todos los genealogistas”. Münger habla de una curiosidad sana, que no tiene nada que ver con el sensacionalismo: nos impulsa hacia delante, siempre que tengamos la suficiente perseverancia, explica. “Este tipo de investigación no siempre es fácil”. Tracey Jones empezó investigando en sitios web y buscando en archivos digitales, hasta que dio con Kurt Münger. Este le pasó el contacto de una genealogista familiarizada con la región, que le proporcionó las pistas decisivas. Y finalmente, viajó a Suiza. Su abuela apenas hablaba de su infancia y juventud, aunque estaba muy orgullosa de sus orígenes, cuenta Tracey. “Ver dónde creció y en qué casas vivió me emocionó profundamente”. Y cuando le enseñó las fotos a su padre, que nunca había estado en Suiza, se alegró muchísimo. “Para mí, esta experiencia no tiene precio”. Pete Thalmann también considera “inestimable” un artículo escrito por su abuelo, John J. Thalmann, y publicado en un periódico de Baltimore: La emotiva búsqueda de las raíces suizas Tracey Jones y Pete Thalmann, de Estados Unidos, han encontrado sus raíces familiares en Suiza, gracias a la ayuda de profesionales. Lo que descubrieron les conmovió profundamente. Ambos casos ilustran la importancia que puede tener la investigación genealógica para quienes viven lejos de la tierra de sus antepasados. tras completar su aprendizaje como modista, este se marchó a recorrer el mundo. En París conoció al amor de su vida: Mathilde Bos. Ambos fueron a parar en Baltimore, donde el destino les depararía duros golpes: allí fallecieron seis de sus hijos. “En aquel entonces, esta ciudad era un infierno”, afirma Pete. Por miedo a perder a todos sus hijos, sus abuelos decidieron volver a San Galo por un tiempo; su padre tenía entonces dos años. A Pete le habría gustado saber dónde estudió su padre más adelante. “Pero no logré averiguarlo”. Aún más le interesa el carácter de sus antepasados: “Aunque mi abuelo y mi padre eran personas apacibles, no dudaron en asumir riesgos”, afirma. “Yo soy como ellos”. Nos cuenta que montó su propio negocio y que era un hombre audaz. “Y, al igual que ellos, yo también he vivido tragedias terribles”: Pete perdió a una de sus hijas, y también a su esposa. Es fácil cometer errores Hoy en día es más sencillo que antes investigar la genealogía. Incluso los antiguos registros parroquiales se han digitalizado y se pueden consultar cómodamente en el ordenador. Además, hay empresas que se encargan de hacer esta tarea por un precio muy asequible. Sin embargo, hay que tener cuidado con este tipo de servicios, afirma Kurt Münger. Si se tiene demasiada prisa para realizar las investigaciones, es fácil cometer errores. Por ejemplo, ¿qué sucede si dos hombres con el mismo nombre pueden ser tus antepasados? Si eliges al equivocado, ramas enteras de tu árbol gePanorama Suizo / Octubre de 2025 / Nº4 10 Sociedad
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