EVELINE RUTZ Desde los años cincuenta, prevalecía en Suiza la creencia de que las parejas que optaban por adoptar un niño le brindaban la oportunidad de tener una vida mejor, sobre todo si este niño procedía de un país pobre y de un entorno aparentemente desfavorecido. Esta concepción de la adopción como acto humanitario se mantuvo intacta durante mucho tiempo, señala Andrea Abraham, Profesora en la Escuela Superior de Ciencias Aplicadas de Berna (BFH, por sus siglas en alemán). Los informes que alertaban sobre circunstancias sospechosas en torno a ciertas adopciones apenas influían en el debate público. A diferencia de lo ocurrido en otros países, en Suiza la comunidad científica no se interesó por este tema hasta hace unos años, menciona Andrea Abraham: “Esto resulta sorprendente, si consideramos que la adopción tiene un impacto considerable en los niños implicados”. “El dolor permanecerá” El hecho de que en la actualidad las adopciones internacionales sean objeto de un debate crítico se debe principalmente a Sarah Ineichen. En 1981 llegó desde la lejana Sri Lanka al cantón de Nidwalden, siendo bebé. Cuando ya de mayor empezó a interesarse por sus orígenes, se percató de que los datos sobre su procedencia no eran correctos. Viajó al lugar donde había nacido; pero en vez de encontrarse con la persona que le había dado la vida, se halló frente a una mujer que tan solo había cedido su apellido como requisito para los documentos. “A día de hoy sigo sin saber quién es mi madre biológica”, cuenta a sus 44 años de edad. No sabe por qué fue dada en adopción, ni si se trató de un acto voluntario: “Este profundo dolor me acompañará hasta la muerte”, afirma. Sarah Ineichen fue una de las primeras en denunciar públicamente estas irregularidades, en 2017. Junto con otras personas afectadas, fundó la asociación “Back to the roots”. Según ella, los recién nacidos eran separados de sus madres y desarraigados. También señala que los hospitales incluso sustraían los hijos sanos a las mujeres para entregarlos a los padres El “tráfico de bebés” ensombrece muchas adopciones El Consejo Federal pretende prohibir a las parejas suizas adoptar niños en el extranjero. Argumenta que solo de esta manera se podrán evitar las prácticas ilegales. Esta propuesta ha desatado un acalorado debate. tos estudios han documentado prácticas ilegales en once países de origen entre 1973 y 2002; además, aportan indicios sobre tráfico de infantes, falsificación de documentos, falta de consentimiento de las madres biológicas y funcionarios suizos que hacían la vista gorda ante las infracciones sistemáticas de la ley. Durante esos años se adoptaron unos 700 bebés en Sri Lanka y unos 2 280 en la India. En ambos países había orfanatos y refugios Sarah Ineichen logró que las adopciones irregulares se convirtieran en el tema de un amplio debate. Ella misma es una de las afectadas: “A día de hoy sigo sin saber quién es mi madre biológica”. Foto Keystone adoptivos, haciéndoles creer que sus bebés habían muerto: “Se buscaban niños para los padres, y no al revés”. Insuficiente control por parte de las autoridades El apremiante deseo de tener hijos por parte de las parejas occidentales influyó en los procesos de adopción internacional: este hecho no solo ha sido corroborado por las indagaciones de Andrea Abraham, sino también por otras muchas investigaciones. Espara mujeres, que colaboraron a gran escala con agencias internacionales de adopción. Estos establecimientos permitían a las futuras madres llevar a término su embarazo y dar a luz de manera clandestina; atendían especialmente a embarazadas que se enfrentaban al rechazo social, bien porque no tenían recursos o perspectivas para contraer matrimonio, o bien porque habían sido violadas. A menudo se ocupaban también de la documentación requerida y organizaban la entrega de los recién nacidos a los paPanorama Suizo / Octubre de 2025 / Nº4 14 Sociedad
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