JÜRG STEINER Los modernos “activistas climáticos” podrían extraer valiosas enseñanzas de la resistencia del cantón de los Grisones al tráfico automovilístico a principios del siglo XX. A pesar de sus argumentos radicales, los oponentes lograron obtener el respaldo de la mayoría política. “¿Acaso queréis, habitantes de los Grisones, prestar servicio obligatorio en vuestras carreteras, para beneficio de quienes os adelantan con desprecio en sus potentes automóviles?” Con tono arrogante, los detractores del automóvil lo desafiaban en sus carteles públicos. Veinte años después de que Carl Benz patentara en 1886 el primer ejemplar en Alemania, seguían viendo en el automóvil una “máquina apestosa”, un “juguete de moda” y, sobre todo, un “vehículo vanidoso”. Si no se hace nada para evitarlo, “los soberbios habitantes de las ciudades pronto ahogarán en nubes de polvo y gases de escape a los laboriosos campesinos que trabajan de sol a sol en los valles de los Grisones”. Esta postura crítica se mantuvo durante un lapso excepcionalmente prolongado, convirtiendo a los Grisones en un caso excepcional de escepticismo hacia el automóvil: entre 1900 y 1925, el tráfico automovilístico estuvo prohibido en todo el cantón – más tiempo que en cualquier otro lugar de Europa–. Un artilugio ruidoso que espanta a los caballos La iniciativa para prohibir los automóviles en los Grisones fue impulsada por el propio Gobierno cantonal. Ante la presencia de automóviles deportivos y de lujo que serpenteaban De la prohibición al auge automovilístico Hasta 1925, los Grisones se empecinaron en prohibir los automóviles. Hoy, cien años después, este cantón de montaña bate récords en cuanto a densidad de vehículos e infraestructura vial. A continuación, una mirada a la historia automovilística de los Grisones. cuando, algunos todavía esparcían clavos por las carreteras para oponerse a la irrupción de la modernidad. La policía de los Grisones era implacable con los conductores que excedían los límites de velocidad (12 km/h en poblados y 40 km/h en zonas extraurbanas). Así lo relata el autor bernés Balts Nill en un texto que la editorial Lokwort acaba de reeditar bajo el título “GR!”, con motivo del centenario del levantamiento de la prohibición. ¿Qué conclusiones podemos sacar ahora, en retrospectiva? El caso es que junio de 1925 marcó el inicio de un auge sin precedentes del automóvil en el cantón más extenso de Suiza, con sus ciento cincuenta valles. A finales de 1925, ya se habían matriculado un total de 136 automóviles particulares en los Grisones; actualmente son unos 126 000. El cantón lidera las estadísticas de movilidad en numerosas áreas: por ejemplo, la tasa de motorización supera la media nacional; además, el número de automóviles es claramente superior al de hogares. Según los últimos análisis de la Oficina Federal de Estadística por cantones, los habitantes de los Grisones suelen comprar coches relativamente pesados y caros. Y ningún otro cantón tiene una proporción tan alta de vehículos 4x4 nuevos como los Grisones. Una experiencia exótica: cruzar los puertos de montaña El historiador grisón Simon Bundi tiene especial interés en la historia del automóvil. Es curador del Museo del Automóvil Emil Frey Classics en Safenwil (Argovia) y ha dirigido el proyecto de investigación “100 años de motorización en los Grisones”, cupor la Engadina, las autoridades tomaron en serio las preocupaciones de la población por su seguridad: en 1900 decretaron la prohibición de los automóviles. Los cocheros, en particular, temían que los caballos se asustaran y, presos del pánico, se precipitaran con carruaje y pasajeros al abismo, si en las estrechas carreteras del cantón montañoso aparecía de repente un monstruo ruidoso, conducido por un forastero, doblando la esquina a toda velocidad. En el resto de Suiza, el automóvil fue ganando terreno rápidamente y, poco después de la entrada en vigor de su prohibición, el propio Gobierno de Coira empezó a temer que esta medida afectara a su economía. Sin embargo, los hombres grisones con derecho a voto (las mujeres aún no podían votar) se negaron rotundamente a ceder ante la fuerza del progreso. El levantamiento de la prohibición fracasó en nueve votaciones populares consecutivas. Entretanto, en las carreteras de los Grisones se observaban escenas curiosas: para cumplir la ley, los camiones que traían mercancías desde fuera eran tirados por caballos desde la frontera del cantón. Hubo que esperar hasta el 21 de junio de 1925 para que una escueta mayoría se pronunciara a favor de los vehículos motorizados. Y hasta la fecha hay quienes sospechan que la votación se celebró intencionalmente en verano para que los campesinos, enemigos del automóvil, no pudieran votar, por encontrarse junto con sus animales en los pastos de montaña. Más automóviles que hogares Ya al día siguiente, los automóviles circulaban libremente por las carreteras de los Grisones. De vez en ¿Más alto, más apartado, más rápido, más bonito? En busca de los récords suizos más originales. Hoy: el cantón que, incluso a escala mundial, se opuso durante más tiempo al tráfico automovilístico. Panorama Suizo / Octubre de 2025 / Nº4 16 Reportaje
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