5 THEODORA PETER El pueblo de Blatten ya no existe. El 26 de mayo de 2025, unos diez millones de metros cúbicos de grava y hielo sepultaron esta aldea situada en el valle de Lötschental, en el cantón del Valais. Dos semanas antes, sus habitantes habían sido evacuados a aldeas vecinas. Desde allí observaron, atónitos, cómo, a las 15: 30 horas de aquel fatídico día, el glaciar de Birch colapsó con un enorme estruendo, se precipitó hacia el valle y sepultó su pueblo. Esta catástrofe resultó de una fatal reacción en cadena: en los días y semanas anteriores, grandes masas rocosas se habían desprendido del Kleines Nesthorn y habían caído sobre el glaciar situado debajo. Este no pudo soportar la enorme presión de los escombros. Según los investigadores de la ETH de Zúrich, quienes han estado vigilando el glaciar y el Kleines Nesthorn desde los años noventa, es probable que el cambio climático haya favorecido el deshielo del subsuelo y el aumento de los derrumbes. Los científicos establecen paralelismos con el desplome de montaña en Bondo (GR), en agosto de 2017: entonces, unos tres millones de metros cúbicos de roca se desprendieron del Pizzo Cengalo sobre un pequeño glaciar, arrastrándolo parcialmente y provocando un alud de lodo. Ocho senderistas perdieron la vida. Aunque la población de Bondo salió ilesa, la avalancha causó graves daños a casas y carreteras. Para proteger el pueblo de futuras amenazas, las autoridades destinaron más de cincuenta millones de francos a la construcción de estructuras de protección, entre ellas una presa contra las inundaciones. Planes para una pronta reconstrucción Los trescientos habitantes de Blatten lo perdieron todo. Un hombre que iba camino de cuidar sus ovejas en el mosiones públicas en carreteras, suministro eléctrico y abastecimiento de agua. La Confederación y el cantón del Valais se han comprometido a brindar su apoyo; asimismo, numerosos municipios y particulares suizos muestran su solidaridad y hacen donaciones para la reconstrucción. Pero esto no impide que se escuchen voces críticas que se preguntan si la naturaleza no está haciendo inhabitables ciertas zonas. Sin embargo, para el alcalde es inconcebible abandonar Blatten: “Es nuestro hogar y nuestra tierra”. El pueblo nos pertenece a nosotros que lo hemos mento del derrumbe fue hallado sin vida más tarde. El mismo día del desastre, Matthias Bellwald, alcalde del municipio, hizo un llamamiento para reconstruir el pueblo y pronunció una frase muy citada: “Hemos perdido la aldea, mas no el corazón”. Tan solo dos semanas después, el concejo municipal presentó su plan para volver dentro de cinco años: era importante transmitir un mensaje de optimismo “y demostrar que la reconstrucción es posible”, explicó Bellwald cuando Panorama Suizo visitó Wiler, en julio pasado. Desde esta localidad vecina, el alcalde dirige los destinos de la comunidad. El 80 % de los habitantes de Blatten se quedaron en el valle de Lötschental, donde recibieron cobijo por parte de los municipios aledaños. No se ha producido el temido éxodo del valle, debido, entre otros motivos, a que los niños de Blatten desde siempre han ido a las escuelas de las localidades vecinas de Wiler y Kippel. “Es muy importante que los escolares puedan quedarse en su entorno habitual”, explica Bellwald. Y para los adultos, se trata de adaptarse a una nueva normalidad tras una fase de conmoción y duelo. “Esto no siempre resulta fácil”, comenta el alcalde. Por más cordial que sea la acogida en el exilio, “uno echa de menos el hogar familiar”. Es patente el afán de muchas personas por regresar a “su” Blatten, cueste lo que cueste: “Estamos poniendo todo nuestro empeño y entusiasmo para lograrlo”. Primero se habilitará el acceso a los caseríos que siguen en pie en lo alto de la aldea y, a partir de 2026, se empezará a desescombrar el centro del pueblo. Si todo sale según lo previsto, comenzará a resurgir un nuevo Blatten a partir de 2029. Las aseguradoras privadas han puesto a disposición unos 300 millones de francos para la construcción de nuevas casas, a lo que se suman las inverperdido, declara Matthias Bellwald, “y tenemos derecho a volver a nuestra tierra”, porque a fin de cuentas un “acontecimiento milenario” como este de Blatten puede ocurrir en cualquier lugar; si diseñáramos un mapa de riesgos específico para este tipo de eventualidad, “tendríamos que evacuar a toda la población suiza”, advierte. El incierto futuro de Brienz Este mismo escenario podría afectar a otro pueblo de montaña: Brienz, en el cantón de los Grisones, situado al pie de una ladera que desde hace tiempo presenta signos de inestabilidad (Panorama 5/2023). En noviemVista del pueblo de Blatten, sepultado bajo los escombros. El cono de hielo y grava tiene dos kilómetros de largo y hasta cien metros de profundidad. La avalancha de escombros se precipitó hacia el valle por la izquierda, y se desparramó luego hacia la ladera derecha hasta alcanzar el caserío de Weissenried. Foto Keystone Panorama Suizo / Octubre de 2025 / Nº4 Matthias Bellwald, alcalde de Blatten, no quiere abandonar su aldea: “Es nuestro hogar y nuestra tierra”. Foto Keystone
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